A los 4 minutos del segundo tiempo suplementario, la Pulga le ganó la espalda a Cellay y marcó el 2-1 con el que el equipo catalán se coronó campeón del mundo. Boselli, en el primer tiempo, había puesto en ventaja al Pincha, pero a dos minutos del final de la etapa regular Pedro igualó.
Ya en el arranque mismo del partido, Estudiantes mostró sus credenciales. Verón y Braña presionaron al galáctico mediocampo del campeón de Europa y la Bruja metió unos de sus estiletazos para Enzo Pérez. El volante, hoy ubicado como delantero, hizo la diagonal y estuvo a centímetros de quedar mano a mano con Valdés. Fue un aviso.
Para combatir el tiki tiki del Barcelona, Sabella pensó en una línea de tres con Cellay, Desábato y Ré más el refuerzo de Clemente Rodríguez por la derecha y de Juan Manuel Díaz por el otro sector. Braña, Leandro Benítez y Verón presionando bien arriba y Boselli, esta vez tuvo en Enzo Pérez más compañía. Y el plan funcionó. Porque Barcelona se sintió incómodo. Tanto que Guardiola, que ante Atlante vio todo el partido sentando como en el teatro, se paró a dar indicaciones a los cinco minutos...
Es verdad que la primera de riesgo fue para el equipo catalán: Xavi quedó mano a mano con Albil tras un taco de Ibrahimovic. Pero el volante dudó entre definir y habilitar a un compañero. Por suerte para Estudiantes, Xavi optó por la segunda opción y la pelota cruzó toda el área. Pero fue, apenas, un vaso de agua en el desierto. Porque Estudiantes se movía bajo la batuta de la Bruja y Barcelona estaba más que incómodo.
Porque los de Guardiola no hacían pie. Se equivocaban demasiado con la pelota y, por momentos, fue como en el mundo del revés: Ibrahimovic hacía las infracciones y Ré el que las sufría. Messi se parecía más al de la Selección que al del Barcelona. Su impotencia llegó al límite a los 23. Fastidioso intentó eludir a su amigo Verón y simuló una falta. El árbitro mexicano Archundia no compró y le mostró la amarilla.
A los 26, cuando Verón metió un derechazo cruzado que pasó cerca del palo de Valdés, Estudiantes ya era superior. Barcelona jugaba muy en línea atrás y cada pelotazo para Boselli o Enzo Pérez era un alerta. Benítez y Díaz hacían un tándem inteligente sobre la derecha que le impedía a Dani Alves pasar al ataque. Y, justamente, por ese sector, llegó la apertura del marcador. El uruguayo Díaz se proyectó y mandó un centro muy preciso para la cabeza de Boselli. El ex Boca se filtró entre Puyol y Keita y metió un terrible frentazo hacia abajo. Imposible para Valdés. Fue gol y festejo mirando al cielo. A ese cielo que, con mucha justicia, Estudiantes estaba alcanzando en la noche de Abu Dhabi.(Fuente: Clarín.com)
Ya en el arranque mismo del partido, Estudiantes mostró sus credenciales. Verón y Braña presionaron al galáctico mediocampo del campeón de Europa y la Bruja metió unos de sus estiletazos para Enzo Pérez. El volante, hoy ubicado como delantero, hizo la diagonal y estuvo a centímetros de quedar mano a mano con Valdés. Fue un aviso.
Para combatir el tiki tiki del Barcelona, Sabella pensó en una línea de tres con Cellay, Desábato y Ré más el refuerzo de Clemente Rodríguez por la derecha y de Juan Manuel Díaz por el otro sector. Braña, Leandro Benítez y Verón presionando bien arriba y Boselli, esta vez tuvo en Enzo Pérez más compañía. Y el plan funcionó. Porque Barcelona se sintió incómodo. Tanto que Guardiola, que ante Atlante vio todo el partido sentando como en el teatro, se paró a dar indicaciones a los cinco minutos...
Es verdad que la primera de riesgo fue para el equipo catalán: Xavi quedó mano a mano con Albil tras un taco de Ibrahimovic. Pero el volante dudó entre definir y habilitar a un compañero. Por suerte para Estudiantes, Xavi optó por la segunda opción y la pelota cruzó toda el área. Pero fue, apenas, un vaso de agua en el desierto. Porque Estudiantes se movía bajo la batuta de la Bruja y Barcelona estaba más que incómodo.
Porque los de Guardiola no hacían pie. Se equivocaban demasiado con la pelota y, por momentos, fue como en el mundo del revés: Ibrahimovic hacía las infracciones y Ré el que las sufría. Messi se parecía más al de la Selección que al del Barcelona. Su impotencia llegó al límite a los 23. Fastidioso intentó eludir a su amigo Verón y simuló una falta. El árbitro mexicano Archundia no compró y le mostró la amarilla.
A los 26, cuando Verón metió un derechazo cruzado que pasó cerca del palo de Valdés, Estudiantes ya era superior. Barcelona jugaba muy en línea atrás y cada pelotazo para Boselli o Enzo Pérez era un alerta. Benítez y Díaz hacían un tándem inteligente sobre la derecha que le impedía a Dani Alves pasar al ataque. Y, justamente, por ese sector, llegó la apertura del marcador. El uruguayo Díaz se proyectó y mandó un centro muy preciso para la cabeza de Boselli. El ex Boca se filtró entre Puyol y Keita y metió un terrible frentazo hacia abajo. Imposible para Valdés. Fue gol y festejo mirando al cielo. A ese cielo que, con mucha justicia, Estudiantes estaba alcanzando en la noche de Abu Dhabi.(Fuente: Clarín.com)
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