"Vamos a dar un nuevo impulso" al Acuerdo de Asociación entre la Unión Europea (UE) y Chile, "dando prioridad a la innovación, la mejora de la competitividad, la educación y la energía", explicó al término del encuentro el subsecretario chileno de Relaciones Exteriores, Alberto Van Klaveren.
Klaveren encabezó la delegación chilena que este jueves se reunió en Bruselas con representantes europeos en el comité anual sobre el Acuerdo de Asociación, suscrito entre ambas economías en 2002 y en vigor desde 2005.
Ambos socios, "que comparten visiones idénticas en muchos aspectos de la política exterior y doméstica," así como el "compromiso de apoyar la estabilidad política en América Latina", resolvieron lanzar concretamente un Acuerdo de Desarrollo e Innovación (ADI), según una declaración final.
Se trata de una iniciativa propuesta en 2008 por la presidenta chilena, Michelle Bachelet, para estimular la economía y la cohesión social en el continente a través de proyectos comunes entre Chile y la UE en áreas como las energías renovables, la educación y la innovación.
"Movilizaremos los recursos existentes para el desarrollo de iniciativas de cooperación en países terceros que puedan estar interesados", explicó Klaveren.
Hasta ahora, Chile se había asociado únicamente a nivel bilateral con países europeos, como España y Alemania, para lanzar proyectos en otras naciones latinoamericanas, especialmente Guatemala y Paraguay.
"Ahora hablamos de fondos europeos", señaló el subsecretario, precisando que el ADI no contempla partidas frescas y que ambos socios participarán en el esfuerzo económico.
La séptima reunión del comité del Acuerdo de Asociación también versó sobre el estado de las relaciones comerciales, donde Chile reclama a Bruselas mayores cuotas de exportación de productos agrícolas al mercado europeo.
"Hay señales positivas, esperamos que muy pronto estas conversaciones puedan fructificar", afirmó el subsecretario, destacando que su gobierno está "especialmente" interesado en un mayor acceso "para la carne roja".
Aunque la presidencia sueca de la Unión Europea se muestra favorable a permitir una mayor importación de productos agrícolas chilenos, algunos países exigen a cambio a Santiago una mayor protección de las denominaciones de origen.
El Gobierno chileno ya "ha reconocido las indicaciones geográficas para vinos y licores, pero todavía no lo ha extendido a otros productos agrícolas", dijo Klaveren, admitiendo que ambas cuestiones comerciales van ligadas: "En todas las negociaciones siempre hay condicionamientos recíprocos", subrayó.
La UE y Chile pasaron además revista a los asuntos primordiales de la actualidad internacional, esto es, la incipiente recuperación económica y las negociaciones para un compromiso mundial contra el cambio climático.
Ambas economías se comprometieron a "obtener un acuerdo ambicioso" en la conferencia climática prevista en diciembre en Copenhague, subrayando que los países industrializados deberían "liderar" esa lucha, "teniendo en cuenta las necesidades de los países en desarrollo".
Bruselas y Santiago rubricaron hace siete años un Acuerdo de Asociación centrado en el comercio, la cooperación bilateral y el diálogo político.
En 2008, el intercambio comercial entre ambos totalizó los 22.300 millones de dólares, según cifras del Gobierno chileno.
Klaveren encabezó la delegación chilena que este jueves se reunió en Bruselas con representantes europeos en el comité anual sobre el Acuerdo de Asociación, suscrito entre ambas economías en 2002 y en vigor desde 2005.
Ambos socios, "que comparten visiones idénticas en muchos aspectos de la política exterior y doméstica," así como el "compromiso de apoyar la estabilidad política en América Latina", resolvieron lanzar concretamente un Acuerdo de Desarrollo e Innovación (ADI), según una declaración final.
Se trata de una iniciativa propuesta en 2008 por la presidenta chilena, Michelle Bachelet, para estimular la economía y la cohesión social en el continente a través de proyectos comunes entre Chile y la UE en áreas como las energías renovables, la educación y la innovación.
"Movilizaremos los recursos existentes para el desarrollo de iniciativas de cooperación en países terceros que puedan estar interesados", explicó Klaveren.
Hasta ahora, Chile se había asociado únicamente a nivel bilateral con países europeos, como España y Alemania, para lanzar proyectos en otras naciones latinoamericanas, especialmente Guatemala y Paraguay.
"Ahora hablamos de fondos europeos", señaló el subsecretario, precisando que el ADI no contempla partidas frescas y que ambos socios participarán en el esfuerzo económico.
La séptima reunión del comité del Acuerdo de Asociación también versó sobre el estado de las relaciones comerciales, donde Chile reclama a Bruselas mayores cuotas de exportación de productos agrícolas al mercado europeo.
"Hay señales positivas, esperamos que muy pronto estas conversaciones puedan fructificar", afirmó el subsecretario, destacando que su gobierno está "especialmente" interesado en un mayor acceso "para la carne roja".
Aunque la presidencia sueca de la Unión Europea se muestra favorable a permitir una mayor importación de productos agrícolas chilenos, algunos países exigen a cambio a Santiago una mayor protección de las denominaciones de origen.
El Gobierno chileno ya "ha reconocido las indicaciones geográficas para vinos y licores, pero todavía no lo ha extendido a otros productos agrícolas", dijo Klaveren, admitiendo que ambas cuestiones comerciales van ligadas: "En todas las negociaciones siempre hay condicionamientos recíprocos", subrayó.
La UE y Chile pasaron además revista a los asuntos primordiales de la actualidad internacional, esto es, la incipiente recuperación económica y las negociaciones para un compromiso mundial contra el cambio climático.
Ambas economías se comprometieron a "obtener un acuerdo ambicioso" en la conferencia climática prevista en diciembre en Copenhague, subrayando que los países industrializados deberían "liderar" esa lucha, "teniendo en cuenta las necesidades de los países en desarrollo".
Bruselas y Santiago rubricaron hace siete años un Acuerdo de Asociación centrado en el comercio, la cooperación bilateral y el diálogo político.
En 2008, el intercambio comercial entre ambos totalizó los 22.300 millones de dólares, según cifras del Gobierno chileno.
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