La fragmentación política del sector prominero, llevó a este resultado. Los antimineros hicieron causa común y votaron de manera unificada. A los 4245 votos de Andalgalá también se deben sumar los 1141 votos del Frente para la Victoria y los 488 del Frente Cívico de Aconquija.
Estas elecciónes pusieron blanco sobre negro sobre lo que la gente piensa respecto al tema.
No obstante tampoco hay que hacer una lectura lineal de todo ésto. Hay gente que votó en contra porque no estuvo contenida, por el gobierno, el municipio, las empresas. Algunos también pensaron que si lo explota Alumbrera sería lo mismo que ahora. Otros votaron no a Agua Rica por la posición geográfica de la mina y por las posibles consecuencias, pero no significa que son contrarios a la minería en sí, porque si el proyecto minero se ejecuta en otra parte estan de acuerdo.
En éstas elecciónes hubo un voto bronca y quedó de manifiesto, la gente quería un cambio.
El escrutinio del domingo es una gran lección para las fuerzas mayoritarias, donde cada uno tendrá que hacer un mea culpa y reflexionar sobre qué hizo mal y que fué positivo. Tendrán tiempo para pensar cuatro años.
Alejandro Páez adoptó una posición contraria a la minería, pero sin ella tampoco podrá sobrellevar su gobierno. Los mensajes con imágenes de sangre, que los recursos generados por la minería es plata sucia y cuantos otros que se dijeron, panfletearon y demás, quedará solo como una cuestión anecdótica, porque desde ya su gobierno planea utilizar las regalías para hacer obras. El mensaje es contradictorio, pero a la hora de la verdad, lamentablemente no le queda otra, con solo la coparticipación no podrá hacer mucho ni transformar el sector productivo de Andalgalá.
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