Sergio Dante “Guaso” Albornoz (30) y su hermana Ana María Albornoz (19), acusados de cometer un violento asalto a mano armada contra una familia en la localidad de Aconquija (Andalgalá), fueron condenados por el tribunal de la Cámara Penal Nº 2. El primero de ellos fue sentenciado a sufrir una pena de once años de cárcel, mientras que la joven recibió una condena de tres años de prisión en suspenso.
En las primeras horas de ayer la mañana se dio apertura a la segunda jornada del juicio contra los hermanos Albornoz, oriundos de la provincia de Tucumán. Los mismos fueron juzgados por el delito de robo agravado por el uso de arma. Una vez iniciado el debate se escuchó el testimonio de los cuatro testigos citados para la fecha.
Luego de un breve cuarto intermedio, se dio inicio a la etapa de los alegatos. En su oportunidad, el fiscal Gustavo Bergesio, en representación del Ministerio Público, solicitó que se modifique la calificación del hecho de robo agravado por el uso de arma, por la de robo en despoblado y en banda, debido a la situación de indefensión en la que se encontraban los dos ancianos y su nieto, víctimas del asalto.
El hecho ocurrió el 13 de enero de 2009, cuando los hermanos Albornoz, junto a otro delincuente que no fue apresado, asaltaron violentamente al matrimonio Ponce Laforgue, cuando llegaban a su casa de veraneo. Ambos imputados actuaron con violencia y la joven amenazó con asesinar al niño, de tan sólo cinco años.
Bergesio consideró no aplicar el agravante del uso de arma de fuego, teniendo en cuenta que el arma secuestrada en el allanamiento al domicilio de Sergio Albornoz, no pudo ser correctamente examinada en las pericias. Y no se logró determinar si dicha arma fue utilizada en el hecho.
A continuación, requirió trece años de prisión para el mayor de los Albornoz, haciendo referencia a su frondoso prontuario. Por otro lado, pidió para la hermana del acusado una pena de tres años y dos meses de prisión, dado que la imputada, al momento de los hechos, sólo tenía 17 años de edad.
La defensa
A su turno, el defensor oficial de ambos imputados, Vicente Olmos Morales, consideró demasiado dura la condena requerida por la Fiscalía para Sergio Albornoz. Y pidió al tribunal otorgar una oportunidad más a su defendido, valorando su expresión de arrepentimiento durante el debate, y que actualmente se encuentra profesando la religión de los Testigos de Jehová, con el fin de encaminarse en el bien.
En lo que se refiere a la imputada, Ana María Albornoz, Olmos Morales solicitó su absolución, ya que no se comprobó claramente su participación en el hecho, pese a que fue identificada en una ronda de reconocimiento y en el mismo juicio por Alejandro Ponce Laforgue (69), víctima del asalto.
Finalmente, por Secretaría se dio lectura al veredicto final al que arribó de forma unánime el tribunal, en el que se resolvió primero, condenar a once años de prisión a Sergio Albornoz, por encontrarlo autor penalmente responsable por el delito de robo agravado. Del mismo modo su hermana Ana María fue declarada culpable, pero recibió una condena de tres años en suspenso, considerando el tribunal que al momento de los hechos la joven tenía 17 años de edad. También tendrá que cumplir con los requisitos impuestos por la Justicia, de fijar domicilio y concluir sus estudios.
Poco creíble
Una de las testigos de la defensa brindó una declaración dudosa y hasta por momentos cómica; y en su afán de ayudar a los imputados, de quien es es pariente, terminó por enredarse en sus propias mentiras.
La primera evidencia de sus falacias fue a partir del nombre, ya que dijo llamarse Cintia Romina Velárdez y detalló un número de documento falso. Para corroborar los mismos, el juez le solicitó su DNI, el cual sorpresivamente se encontraba en poder de la imputada. Para mayor asombro, su verdadero apellido es Albornoz y se comprobó que es pariente de los imputados.
Luego, en su declaración, trató de abonar la coartada de Ana María Albornoz y dijo que el día del asalto la imputada y su hijo estaban tomando clases de apoyo en un colegio de Tucumán. Sin embargo, cuando los jueces le preguntaron la edad de su hijo, dijo que tenía cuatro años al momento del hecho. No pudo explicar cómo un niño de esa edad podía estar tomando clases de apoyo un 13 de enero, y de inglés.
La testigo fue más útil para la acusación que para la defensa.
Peripecias en Andalgalá
Recordemos además que cuando el Guaso Albornóz fué extraditado a Andalgalá para que la fiscal le tomara declaración indagatoria por el hecho que fue juzgado, se escapó del calabozo de la policía, excavando un hueco en la pared hacia un calabozo contiguo y desde allí se escapó, escapándose al campo de Andalgalá y la policía estuvo en vilo varios días hasta que finalmente fuera detenido en el Autocamping de La Aguada.
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