A través de la votación, en el sitio web y en las redes sociales vinculadas, se logró dar una importante difusión al tema de la gran corrupción entre nuevas audiencias. La gran corrupción es el abuso de poder en las altas esferas que beneficia a unos pocos a costa de muchos y resulta en perjuicios graves y generalizados para las personas y la sociedad. Muy a menudo, este tipo de corrupción queda impune.
Como era de esperar, durante la etapa de votación Transparency International descubrió que personas no identificadas habían falsificado su perfil de inscripción con la intención de manipular los resultados. La organización informó que tomó todas las medidas que estaban a su alcance para evitar la manipulación de votos. Los esfuerzos para cambiar los resultados de la votación pusieron de manifiesto que a los corruptos les preocupa la visibilidad y la sanción social.
En nuestro país, la ley 25.188 de Ética en la Función Pública y otras normas toman previsiones para sancionar actos de corrupción y existen ONG que velan por el cumplimiento de esta legislación. Sin embargo, una encuesta reciente realizada por la consultora BDO Argentina indica que siete de cada diez empresas de nuestro país dicen que desconocen las normas anticorrupción. El dato es preocupante, alarmante.
Frente a esta compleja realidad es necesario impulsar un mayor control ciudadano que apunte a contrarrestar toda impunidad, porque funcionarios públicos y empresarios saben que la sanción social tiene un alto costo y no lo querrán pagar. Si no le temen a la Justicia -a la que pueden comprar o silenciar-, seguramente sí le temerán al veredicto popular.
http://www.elesquiu.com/noticias/2016/02/19/233368-desenmascararlos
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