Teodoro, Juliana, Segunda, María Rosa, Aída, Francisco, por nombrar solo algunos, no quieren perderse ni una edición de ésta emblemática fiesta. Con el auspicio del Municipio de Belén para el traslado y veintiseis stand que pagó Alumbrera, ellos siguen firmes exponiendo sus trabajos.
Teodoro de la localidad El Durazno nos cuenta: "Yo comencé con la fiesta del Poncho, llevo 40 años sin faltar ni una vez, a pesar de que cada año se nos hace más dificil. Mire en el 82, no venía ninguno eramos poquitos los artesanos que veníamos y con nuestros ponchos cubrieron muchos stand que estaban vacíos, entonces les dije a los organizadores, que no se les vaya a ocurrir cobrarnos los stand y vea ahora tenemos que pagar cada uno cuatroscientos cincuenta pesos, es mucho para nosotros, además de pagarnos la comida y la estadía. Gracias a Dios, el Intendente de Belén don Daniel Ríos nos puso la combi para trasladarnos a nosotros y por su intermedio La Alumbrera nos pagó los stand para veintiseis que vinimos. Este año se vende muy poco, la gente viene pregunta y se va. Antes eramos poquito y lo que traíamos lo vendíamos y nos resultaba, ahora somos muchos y las ventas este año no están buenas, ahí nomás".
Segunda otra artesana belicha nos dijo: "Que me falte cualquier cosa menos un bullón de lana para hilar, con eso crié a 11 hijos, yo vengo sin faltar desde hace más de veinte años. Vivo en Belén por la ruta que viene de Andalgalá, ¿conoce?, de la Estación de servicio más arriba. Mis hijos me dicen mamá ya trabajó mucho, pero esto es mi vida y no puedo dejarla. Mire tengo hijas e hijos, cuando mis hijas que ahora son docentes me decían mamá necesito sacar fotocopias, tomaba algunas de mis telas y salía a venderlas a los comerciantes del centro que me decían, tengo 5 aunque la tela valía 10, y se la quedaban pero a mi me hacía falta darle a mis niños para que estudien, hoy gracias a Dios, casi todos son docentes o profesionales, tengo 79 años y no doy brazo a torcer, le agradezco al Intendente Daniel Ríos y a don Mariano que nos ayudó para venir, nosotros nos pagamos el alojamiento y la comida. Algunos turistas nos preguntan el precio de los pullos, nuestros precios les parecen caros, les hacemos alguna consideración, pero mas no podemos, porque el almacenero tampoco nos considera a nosotros. Entonces que se quede ahí nomás alguien tal vez lo va a comprar o no. Nuestro trabajo es mucho hacer un poncho nos lleva mucho tiempo y nos duele la espalda, entonces no podemos regalarlos, es nuestro trabajo.
Cada nombre es una historia y cada uno relata sus vivencias con una increible pasión, y con la cordialidad y amabilidad que posee la gente del interior. El Poncho y los artesanos amalgama un sinnúmero de historias que vale la pena conocer, que va más allá de la pintorezca muestra.
Las quejas también se hicieron sentir. Ellos los protagonistas de esta fiesta nos dijeron que se cortó el agua, que la falta de limpieza en los baños es algo que desmerece a la fiesta, y que necesitan que las autoridades se ocupen de estos temas para que el turista este bien atendido en Catamarca.
Desde Aconquija el Municipio envió artesanos con la colaboración de Alumbrera que pagó 8 stand para que los trabajadores culturales del vecino distrito expusieran en la fiesta mayor de Catamarca.
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