Si mañana cuando se sienten a negociar el agro y el Gobierno no hay atisbos de algún consenso, los argentinos deberán enfrentarse una vez más a un circo sangriento que terminará enterrando más de un bolsillo. Dejando ideologías de lado, los números del viernes, días previos al encuentro entre los dos sectores, fueron por demás contundentes: más filas de individuos agolpados en bancos y casas de cambio ávidos por adquirir dólares, la manera más popular de protegerse ante un contexto que aún ya adverso, promete ir por más.
En medio de la pelea, el Banco Central (BCRA) no resigna su puesto de único conductor del mercado cambiario. Eso también quedó claro el viernes, cuando la entidad moderó la depreciación del peso, volcando dólares al mercado. Sin embargo, el problema podría sobrepasar su capacidad. Martín Redrado, titular del ente monetario, hace apenas unos días tenía en mente ir dejándole rienda suelta al tipo de cambio. La idea se complicó con la renovada crisis del campo. Ahora, su estrategia al menos se extenderá un poco más en el tiempo, pero también podría llegar a voltearse. Los exportadores del agro ya demostraron que ellos también pueden dar pelea. Lo hicieron el año pasado y lo están haciendo ahora. De hecho, la semana pasada casi no liquidaron divisas en la plaza cambiaria. Se habla de ventas del sector de apenas u$s30 M por día. Sea por estrategia o por castigo, esto obliga a la autoridad monetaria a cubrir su puesto del lado de la oferta, desprendiéndose de reservas. De esta manera, surgen dos de las cosas que no quiere el ente oficial: la menor oferta de dólares por un lado, pero a la vez, la imposibilidad de convalidar una suba en el tipo de cambio con mayor contundencia, en momentos en que se acentúa la pérdida de competitividad de Argentina por la persistente devaluación de los países de la región, y mientras crece la inquietud del sector industrial.
No obstante, al resignar reservas el Central marca la cancha y puede llegar a evitar una ola compradora. En esta línea, en las mesas de los bancos aseguran que Redrado sigue siendo “el jefe”. “No creo que deje ir al dólar más allá de $ 3,55 la semana que viene”, confiaron desde una entidad financiera. En rigor, los cambistas revelaron que los teléfonos volvieron a sonar con el mensaje de “no comprar dólares de más”. Así, en el mercado afirman que el BCRA puede controlar el segmento mayorista, con métodos ortodoxos (y otros no tanto), pero que también tiene acceso a dirigir el precio en las pizarras de la city a través de la venta de billetes a los bancos, al otorgarlos a un precio a la par del mercado, es decir más barato que si los importaran.
Sin embargo, hay un termómetro que no puede ser alcanzado y que mide el clima en la calle: el mercado paralelo. El viernes el dólar blue -o informal- terminó $3,63, acumulando varios centavos de suba en una semana. Por otra parte, “el contado con liqui” -tan boicoteado en los últimos tiempos- también trepó sus escalones, ubicándose en promedio en $3,70, 16 centavos por encima del precio de spot. Esto indica que hay fondos que siguen saliendo del país, en medio de una política gubernamental muy activa de blanqueo de capitales. (El Cronista, Buenos Aires, 23/02/09)
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