domingo, 27 de noviembre de 2016

Mató a su mujer por celos

La sentencia fue dictada por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 porteño y recayó sobre Francisco Cardozo (35), correntino, quien fue hallado responsable de "homicidio agravado por haber mediado violencia de género y por tratarse la ví­ctima de una persona con la que el acusado mantení­a una relación de pareja", según informó la agencia de noticias Télam.

Los jueces Martí­n Vázquez Acuña, Alberto Huarte Petite y Sergio Paduczak coincidieron en su fallo con el pedido que habí­a formulado la fiscal Mónica Cuñarro, quien en los alegatos había afirmado: "Hay que dejar de hablar de homicidios: son femicidios, las matan por ser mujeres y nombrarlo de esa manera no sólo importa sino que construye".

"No cabe duda de que la conducta de Cardozo es un femicidio y que la muerte de su esposa fue ejecutada por el género", afirmó la fiscal, quien remarcó que para el imputado "la vida de su pareja nunca valió nada, siempre estuvo condicionada a sus pretensiones: cuando él querí­a la humillaba, la consideraba parte de su patrimonio".

Para cerrar su alegato, destacó que "la protección social debe ser enérgica para que no haya Ni una Menos", de acuerdo con lo que detalló Télam.

Los jueces rechazaron el argumento de la "emoción violenta" con la cual la defensa habí­a pedido atenuar la pena, y argumentaron que durante el debate no se habí­an aportado pruebas sobre supuestos actos de infidelidad por parte de la ví­ctima, llamada Celia Rivas (35).

El hecho que se le imputó a Cardozo, que era panadero pero al momento del hecho estaba desocupado, fue cometido la mañana del 15 de noviembre de 2015 en el departamento "C" del tercer piso del edificio ubicado en Pedernera 65, donde el hombre viví­a con su mujer y los dos hijos de la pareja, de 8 y 14 años.

Los pesquisas determinaron que la mujer trabajaba como empleada de limpieza en un hotel alojamiento porteño donde tuvo que cubrir el turno de la noche, por lo que esa mañana arribó a su departamento alrededor de las 8, cuando su pareja y sus hijos dormí­an en sus respectivas habitaciones.

En su descargo, Cardozo dijo que la mujer, a través de su teléfono móvil, le enviaba videos y fotografí­as en las que se la veí­a manteniendo relaciones sexuales con otro hombre.

La defensa sostuvo que Cardozo la habí­a perdonado antes, pero que la mujer repitió los mensajes la noche anterior al ataque que le provocó la muerte.

En su alegato, Cuñarro recordó que el más chico de los hijos de la pareja observó el ataque y alertó a su hermano de 14 diciéndole: "El hijo de puta mató a mamá".

Entonces, el adolescente salió a la calle y encontró a un barrendero al que le dijo: "Me parece que mi papá mató a mi mamá".
Este hombre lo auxilió y llamó a la Policí­a, que al llegar encontró a la mujer muerta y al hombre malherido, por lo que fue llevado al hospital Piñero.

Con un plano del lugar, fotos de la ví­ctima y un esquema de las heridas, la fiscal detalló en el juicio que, de las cinco cuchilladas que recibió la mujer, dos le perforaron la pleura (haciendo que colapsara su pulmón derecho) y le seccionaron la carótida.

Según el médico que hizo la autopsia, murió en menos de cinco minutos y presentaba una lesión defensiva en una mano.
La sexta herida fue encontrada en la boca de la ví­ctima y está relacionada con la presión que hizo el acusado para que no gritara.

Según familiares de la víctima, Celia y sus hijos sufrían maltratos permanentes; lo mismo ratificaron los niños al declarar en cámara Gesell durante la instrucción de la causa.

Otros datos que se conocieron es que el ahora condenado era celoso, controlador, la espiaba, le revisaba la cartera y el teléfono y cuando en una ocasión ella se anotó en el gimnasio, él también lo hizo, sólo para controlarla, indicó la agencia de noticias Télam.

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