El gobernador de Río Negro, Carlos Soria, maltrató a su mujer momentos antes de que lo asesinara. Según coincidieron altas fuentes judiciales y de la Casa de la Mujer provincial, Susana Freydoz, esposa del mandatario y única imputada por el crimen, tenía “signos de haber sido golpeada”.
La viuda tiene una custodia policial permanente y cuenta con la asistencia de un médico las 24 horas para que no se autolesione. El psiquiatra Luis Di Giacomo, a cargo de su tutela, indicó ayer al canal C5N que la mujer “sabe que cometió algo irreparable”.
“Quien de repente produce un hecho de estas características, aunque no haya tenido intención, cuando destruye lo que ama, tenemos que considerar médicamente el peligro potencial de una autoagresión”, advirtió Di Giacomo, quien además es el presidente del Concejo Deliberante de General Roca. El especialista agregó que la mujer aún no está preparada para dar su versión a la justicia: “Por unos días más buscaremos estabilizarla”, dijo.
Un alto funcionario judicial de la provincia explicó a Tiempo Argentino que “el cuerpo de la mujer presentaba evidencias de golpes en distintos lugares. Todo esto, hace suponer que la pelea no fue sólo verbal, sino física”, agregó la fuente.
Desde la Casa de la Mujer, por su parte, señalaron que contaban con información de que Freydoz había sido maltratada por su marido. Sin embargo, indicaron que después del crimen ni la mujer ni sus hijos denunciaron los supuestos golpes.
Con el correr de las horas, cobran fuerza dos versiones sobre el motivo por el que se podría haber desencadenado la discusión esa madrugada del primer día del año en la habitación que compartía el matrimonio en la chacra de Paso Córdoba. Por un lado, una supuesta relación extramatrimonial del gobernador habría tenido directa incidencia en un pedido del mandatario para que su mujer no se mudara con él a la residencia de Viedma; por otra parte, al parecer Soria no veía con buenos ojos la relación homosexual de uno de sus tres hijos varones.
El juez subrogante Juan Pablo Chirinos ya había advertido que en esta instancia judicial, poco y nada interesaban las razones de la discusión. Sin embargo, los investigadores sí están abocados en determinar en qué circunstancias la esposa disparó el viejo revólver calibre 38 que su marido guardaba en la mesa de luz.
Ayer, Chirinos ofreció una conferencia de prensa con los resultados preliminares de las pericias en mano. Quedó descartado que Soria tuviese pólvora en sus manos. Además, el cadáver no presentaba la marca denominada “tatuaje” que es habitual cuando un arma se dispara apoyada o a pocos centímetros del cuerpo. Pese a ello, no pudo confirmarse la distancia exacta desde la que fue ejecutado: ahora, los datos “se van a corroborar mediante un sistema de barrido electrónico que probablemente se realice en el Instituto Basteiro”, puntualizó Chirinos, que estará a cargo de la causa hasta el 16 de enero, cuando retome su cargo el juez Emilio Stadler quien sería el que finalmente le tome declaración indagatoria a la viuda.
A partir de ayer, Alberto Ricchieri, se hizo cargo de la defensa de Freydoz. “Se trata de un matrimonio de 40 años. Mi sensación no es la de un hecho delictual, sino más bien de un drama familiar”, explicó el abogado que reconoció no haber tenido trato con la familia antes del crimen.
Según opinó el defensor, tres de los cuatro hijos del matrimonio con los que se entrevistó, coincidieron en “rescatar la figura del padre y ayudar a la madre en este duro momento”. <
Por: Redacción launiondigital.com.ar
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