lunes, 9 de enero de 2012

Locales - Cultura: Apuntes para la Historia minera de Andalgalá

Introducción
La zona de Andalgalá tuvo una rica historia minera a través de los tiempos, no solo en metales como los explotados en Capillitas, Visvis y El Atajo sino en productos minerales como la Cal que se extrajo de Muschaca en la primera parte del siglo XX y la Mica de La Chilca y Agua de las Palomas en épocas no tan remotas.
El cobre del distrito Capillitas
Distrito Minero Capillitas, su nombre proviene de Capillitas que fundaron los jesuitas sobre las montañas donde se ubican las minas eran dos pequeñas capillitas que le dieron el nombre a esa cadena.
Vista actual establecimiento minero Capillitas
Según Lafone Quevedo, el mineral de las Capillitas fue trabajado por los indígenas. Este precario trabajo minero está probado por los numerosos objetos encontrados. Objetos de cobre principalmente, como cinceles, hachas, pinzas. Esto era posible debido al hecho de que los minerales se hallaban a flor de tierra, incluso es probable que los indios hayan explotado pequeños filones de oro. Usaban para estos trabajos diversos artefactos de piedra utilizados para romper y moler minerales, excibidos en museos del país y del extranjero.
En el siglo XIX, desde 1850 hasta 1900 empresarios de la región y otros, establecieron un foco de desarrollo económico que llevó a una época de gran crecimiento cultural y social, a pesar de los difíciles momentos que se vivieron en la región por las guerras de la Confederación y Buenos Aires con la secuela de caudillos locales y sus enfrentamientos con los Nacionales.
A eso se sumó el proceso de disgregación política social y económica en que se sumó toda la región.
Chimenea de Arsenales como se conserva actualmente
Estos entusiastas empresarios, obviando esta realidad, y con una visón muy especial invertían y trabajaban produciendo cobre para exportar.
Llegaron de generar trabajo a centenares de personas de la zona, dando vida y adelanto a las poblaciones comprometidas con este proceso.
Durante la primera mitad del siglo XX, las actividades mineras en Capillitas fueron irregulares y como resultado de la renovación política después de Caseros se produjo una nueva época para la minería.
Hacia 1855, se formaron nuevas sociedades y las minas cambiaron de dominio. En 1858, las principales empresas existentes eran La Rosario, de los empresarios Anselmo Segura (Mendoza) Adolfo Carranza (de Buenos Aires) y los hermanos Samuel y Mardoqueo Molina (de Catamarca).
Otra empresa de Lafone y Augier era la propietaria de La Restauradora, nombre originado por el minero Espeche que restauró este mineral. Las propiedades mineras se mantuvieron y hacia 1881, las minas que se explotaban eran La Restauradora (de Lafone), Carmelitas, San Salvador y Esperanza (de Carranza) y la mina Grande (de Uladislao Augier).
El principal elemento obtenido era el cobre, al que se agregaban, metales preciosos como oro y plata. Martín de Moussy (1860) nos cuenta de la gran cantidad de obreros ocupados.
En los años 1820-1830 se inician los trabajos con mineros ingleses para restaurar las actividades mineras en Capillitas y establecer los molinos, instalando en esa época un ingenio, que sería después el Ingenio Mercedes del Dr. Malbrán. Las luchas entre unitarios y federales y la prohibición de Rosas de explotar minas, hizo que se paralizara la actividad por 25 años.
Más adelante el Dr. Malbrán, solicitó y obtuvo un permiso minero y encargó el cateo a un minero llamado Espeche. Pero en definitiva se denunciaron en la época muchas minas en la zona, las cuales se repartieron entre el Dr. Malbrán, el citado Espeche, Mauro Carranza, Marcelino Augier y varios comerciantes de Tucumán y Salta.
Fotografía de los 40 cuando se construía por parte de Fabricaciones Militares instalaciones en Capillitas. Foto Prof. R.Calbucan
El historiados Espeche (1875), decía “…aquí laboraban alemanes, franceses, ingleses y chilenos que administrados por Lafone y Juan Heller reformaron la industria minera y le infundieron nuevo entusiasmo. Le secundaba como administrador de minas, Don Diego Cerril”.
Espeche detalla que las labores mineras eran muy difíciles, en un comienzo el trabajo era con el movimiento hecho a mano por hombres que transportaban la roca mineralizada en sacos de cuero a los que llamaban apires. El agua presente en la roca penetraba en las labores y se empezaron a utilizar bombas de achique de funcionamiento manual. También se construyeron máquinas tipo guinches movidas con mulas para elevar el metal desde los socavones inferiores. La incipiente mecanización se completaba y se habían colocado rieles de madera en las galerías para mover carros en los que se transportaban minerales y rocas. Todas estas operaciones fueron haciéndose día a día más complicadas.
Lamina de explotación de Capillitas Espeche 1875
Los minerales se transportaban, en los primeros tiempos, con arrieros y grandes tropas de mulas que cargaban sacos de cuero. Como cada día crecía la producción y los mulares llegaron a ser más de 3000 destinados al transporte, se incorporaron también bueyes y mulas. Posteriormente los arrieros prefirieron dedicarse a actividades menos sufridas y esto llevó a una situación que en 1880 complicó la actividad minero-metalúrgica.
Los minerales se fundían utilizando leña de retamo y algarrobo. Obteniéndose los llamados “ejes” que luego iban a un horno de refinación donde se le terminaban de refinar lográndose lingotes de cobre metálico del 96%. En el Pilciao, Schickendantz logró, utilizando un principio metalúrgico sencillo y eficaz, lingotes con el oro concentrado con un mayor valor para los metales obtenidos (bottoms).
Los ingenios o fundiciones que procesaron el mineral de Capillitas fueron 13 (desde 1830 a 1930):
01. Ingenio del Arenal
02. Ingenio de Capillitas
03. Ingenio Mercedes – Choya
04. Ingenio de Amanao (procesaban los minerales de La Rosario)
05. Ingenio de Ampajango (fundían los minerales de la mina Santa Clara)
06. Ingenio Victoria o del Paso. Trataban minerales de La Restauradora
07. Ingenio de Visvis (uno de los más pequeños y más antiguos)
08. Ingenio de Jaciyacu
09. Ingenio de El Pilciao (llegó a ser el más importante de todos con 9 hornos de fundición)
10. Ingenio de Pipanaco del grupo Carranza luego trasladado en 1874.
11. Ingenio La Constancia funcionó hasta los últimos años de 1890.
12. Ingenio de Muschaca. Fue construido por los ingleses en 1904 y fracasó por el empleo de tecnología de fundición no apropiada y por el nulo funcionamiento del cable carril
13. Hornos en los Arsenales del Ejército. Ultima experiencia en fundición de cobre en Andalgalá hasta casi los 1930.
A pesar de todos los inconvenientes y dificultades que se mencionaron se puede sintetizar, según Lafone Quevedo (1881), que en los 21 años transcurridos desde 1860 hasta 1881 se habían producido 147,958 quintales de cobre o sea 6.818 toneladas de cobre al 96%.
A partir de 1900, las empresas Lafone Augier y la sucesión de A. Carranza vendieron a la empresa inglesa Capillita Cooper Company, todas las propiedades mineras, lo mismo que sus ingenios El Pilciao y La Constancia.
A pesar de las valiosas inversiones realizadas (cable carril de 25 Km., una Fundición nueva en Muschaca) esta empresa fracasó en su gestión. En mayo de 1909, la empresa fue adquirida por capitales franceses de la Capillitas Consolidated Mines, realizándose los trabajos de exploración bajo la dirección del Ing. Pablo Viteau. Tampoco esta empresa logró recomponer el funcionamiento, abandonándolo durante los años de la Primera Guerra Mundial (1914).
Un intento de los argentinos para tener Siderurgia Nacional en el siglo XX.
En el año 1917, las pertenencias mineras de Capillitas pasaron a manos de Juan Jorba, de Andalgalá. Luego se le asoció Simón Padrós formando la empresa Juan Jorba y Cía., quienes después de un breve período de dos años durante el cual proveyeron de minerales de cobre de mina y de canchamina al Establecimiento Siderúrgico Andalgalá de la Dirección General de Arsenales de Guerra.
El Ejército había montado esta planta e intentaba poner en marcha un proyecto minero metalúrgico que incluía las minas de hierro de Vis Vis, ubicadas en las cercanías de Capillitas y el Bajo de la Alumbrera y las del Filo de la Cortadera, en Tinogasta. Estas minas de mineral de hierro fueron explotadas entre 1925 y 1926.
Este fue el fin de la metalurgia del cobre en Andalgalá. Lamentablemente, también fracasó allí un primer intento de siderurgia nacional.
El establecimiento siderúrgico Andalgalá según un croquis realizado por la Dirección General de Arsenales del Ejército a fines de 1930 constaba de, un horno de reverbero horizontal, un horno de reverbero menor, un equipo de molienda, un horno de cuba, un convertidor. Todo ello con sus conductos de humo y chimeneas.
El establecimiento tenía una guarnición que contaba de una Compañía y para ello se acondicionaron las instalaciones de viviendas, guardia y oficinas. También se establecieron talleres mecánicos y calderería, con una usina y caldera para su funcionamiento. Se levantó un alto horno, se habilitaron instalaciones como depósitos, carpintería, herrería, aserradero, depósitos de combustibles. Por supuesto se acondicionó una pileta y una represa para el agua necesaria en la producción de vapor.
Esta siderurgia debía aprovechar en principio los minerales de hierro de la zona de Vis Vis, que fueron estudiados por Wassman y Lannefors. Desde 1922 a 1925 se extrajeron 363.000 toneladas que fueron transportadas a Andalgalá. Y quedó paralizado hacia 1928.
Wassman en 1929 consideraba un intento fallido el alto horno de Andalgalá, ya que como lo indica, no siquiera se pudo producir hierro, por lo tanto en su opinión el establecimiento siderúrgico de Andalgalá carecía en absoluto de valor industrial (noviembre de 1925).
Sin embargo en la historia de la siderurgia argentina no se rescata el valor de ese intento por tener hierro argentino con mineral de la zona el Alto Horno experimental, chimeneas, piletas y tanques como testimonios mudos de esta historia.
La minería de la Rodocrosita
La piedra Nacional
Sin embargo los trabajos fueron continuados por Jorba y Padrós hasta 1937, año en el que las minas fueron nuevamente arrendadas, esta vez a la Compañía Argentina Minera de la Cordillera (CAMICO) de Carlos Alfredo Tornquist y Federico Benkister. Continuaron explotando el cobre por cementación y comenzaron la producción de la piedra semipreciosa denominada rodocrosita, iniciando así una explotación importante. En el año 1946 el geólogo F. Mansfeid comienza la explotación de la rodocrosita y Fabricaciones Militares continúa con la producción de la misma desde entonces hasta aproximadamente 1988, época en que el gobierno nacional decide el fin del Establecimiento Minero Capillitas.
La rodocrosita, conocida también con el legendario nombre de Rosa del Inca, es una piedra semipreciosa compuesta principalmente por carbonato de manganesote color rosado rojizo y la capillita es una variedad de rodocrosita de color caramelo debido a impurezas (especialmente hierro y zinc). Esta piedra alcanzó un gran interés mineralógico y económico, y es así como surgió su aplicación en la joyería y orfebrería. Desde 1976 a 1985 se produjeron 300 toneladas. La producción de los últimos años se estima en 20 toneladas anuales.
Desde 1943 a 1988 el establecimiento minero Capillitas de la DGFM intentó sin éxito volver a explotar el cobre.
A finalizar la década de los 80, la provincia de Catamarca, a través de un convenio con Fabricaciones Militares se hizo cargo de todas las pertenencias mineras del área de Capillitas.
Las mismas quedaron bajo el control de la empresa provincial SOMICA que contrató con Minera Andina su explotación por Rodocrosita hasta la actualidad.
Minera Santa Rita
Una entusiasta empresa familiar comenzó una loable producción de Rodocrosita explotando vetas ubicadas al sur de Capillitas y hoy son abastecedores de la industria nacional de piedras finas y conformaron también un complejo turístico-minero en la zona.
Las minas de Agua Rica o minas de Cerro Negro también llamadas antiguamente Minas Montenegro
En 1874 Federico Schickendantz ya la mencionaba en una publicación de idioma alemán de La Plata Argentina, una referencia que trascribimos “corría un arroyo que es el brazo occidental del río Andalgalá y por este se llegaba a la mina de cobre que trabajaba el Mayor Muro… más adelante esta La Alumbrera y que consideraba eflorescencias de las traquitas existentes en el área.
Años más tarde en el padrón minero del año 1909 encontramos nuevamente referencias a las mineralizaciones ya citadas. Y allí se reconocen como las minas de Pie del Cerro Negro que han sido concedidas en el año 1878, 1879, 1901, 1902 por oro y cobre utilizando varios nombres entre ellos: Irene, Montenegro, María Eugenia, Petrona, Luisa, Seis Hermanos, y otras, cuyos concesionarios son la empresa minera Montenegro propiedad de Schmidt y Sandstrom. En el mismo registro también se mencionan cateos solicitados en 1899 y 1901 en el área. El primero a nombre de Javier Iturralde y el segundo de Schmidt y Sandstrom.
En el padrón minero de 1910 publicado en 1913 continúan las minas de cerro Negro con los mismos concesionarios y los cateos también mantienen los mismos propietarios. En los años 1920-1930 el Sr. Schmidt informaba que estas minas fueron poco estudiadas pero que se detectaron promedio del 12% de cobre y que había labores de hasta 60m de profundidad e incluye opinión sobre el sistema que podría emplearse para su fundición, en este sentido sugería hornos de reverbero.
Kittl en 1940 describe este sector y lo muestrea obteniendo hasta 16% de cobre. Menciona que fue investigado y eventualmente muestreado por todas las empresas que circularon por el área, entre otros datos menciona que la Capillitas Copper quisieron adquirirla, pero sus entonces propietarios se negaron a venderla. Menciona un tonelaje en cancha mina y una ley entre 10 y 15%.
En los años 1960 se retomó el interés en estas mineralizaciones entonces conocidas como Grupo Minero Mi Vida, siendo investigadas particularmente por el Dr. Navarro y oficialmente por geólogos de la Nación (Sister y Ávila).
En los años 1970, la empresa Cities Service con un arrendamiento a los dueños emprendió una activa exploración e invirtió varios millones de dólares pero abandona su interés debido al momento político existente en nuestro país.
En los 80 se vendieron a empresas extranjeras que comenzaron una intensa exploración hasta alumbrar el actual proyecto de Agua Rica.
Autor: Mario César Alderete - Panorama Minero

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