o.- Hace algunos días, el geólogo Eddy Lavandaio, referente obligado del campo minero argentino y vicepresidente de la Asociación Geológica de Mendoza, pidió por nota un desagravio a Abel Peirano. Se trata del descubridor de las minas de oro en la zona de Farallón Negro (Catamarca) y profesor de la Universidad Nacional de Tucumán, que fue quien donó los derechos de esas minas que dieron origen a la actual fondo que se reparte entre las universidades nacionales del país y que desató un gran polémica nacional.
¿Cuál es la historia de estos fondos provenientes de Bajo de la Alumbrera para las universidades nacionales de Argentina?
Todo esto se origina cuando el doctor Abel Peirano, que era un químico de la Universidad Nacional de Tucumán y del Instituto Miguel Lillo, descubrió la mina Farallón Negro, que está en Catamarca y es la iniciadora de Yacimientos Mineros Agua de Dionisio (YMAD). Esto ocurrió en la década del \'40. Peirano era un enamorado de la mineralogía y del trabajo de campo, de manera que junto con un grupo de colaboradores estudió la zona y como se trataba de vetas mineralizadas, ellos pidieron las pertenencias mineras y pasaron a ser titulares de esas minas. De esa forma la Universidad Nacional de Tucumán comenzó a estudiar a fondo la zona y en profundidad esas minas. En el año 1948 estos cinco profesionales, Peirano y cuatro colaboradores, mediante escritura pública, donaron todos sus derechos mineros a la Universidad de Tucumán. Luego surge la empresa YMAD, que tiene dos dueños: por una lado el 60% que pertenece al Gobierno de Catamarca y el otro socio es la Universidad de Tucumán con el 40%. Se creó un fondo universitario con la mitad de ese 40%. De ahí surgen esos fondos universitarios que comienzan a repartirse en el año 2008.
¿Por qué pidió un acto de desagravio a Peirano?
Porque hubo cuestionamientos, y me refiero al más conocido, el del premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel, que dice que las universidades no tienen que recibir ese dinero por una cuestión de ética. Esto mancha la memoria de un profesor universitario que tuvo la grandeza de donar sus derechos para que la universidad donde él trabajaba tuviera plata. El señor Pérez Esquivel agravia a un profesor universitarioque tuvo un gesto de grandeza.
¿Cómo ve hoy lo que hizo Peirano?
Es un gesto que enaltece a esos profesores, de desprendimiento, un gesto ético, porque seguramente algún compromiso debe haber habido, pero él se debía a la universidad y éticamente sintió que debía hacer la donación. Pero no tenía ninguna obligación de hacerla.
¿Cree que el reparto de esos fondos a las universidades debe seguir tan cual?
Es lo que establece la ley, y si queremos ser respetuosos de la ley, que es una cuestión fundamental para vivir en democracia, las cosas deben seguir así.
¿Qué opina de las facultades, como algunas de Córdoba, que se manifestaron en contra de recibir esos fondos?
Creo que es una cuestión absolutamente ideológica, que no tiene ningún sustento. No podemos mezclar una cuestión así: una donación que hizo un prócer de la universidad, con cuestiones de ideología.
¿Cómo ve usted hoy la relación de la minería metalífera con la sociedad?
Es todo un tema. El problema grave es que hay activistas, de una base ideológica que no es argentina. El activismo minero no es originario de Argentina, pero ha avanzado en el país difundiendo datos o noticias, algunas reales, de otras partes del mundo donde hubo problemas con la minería, pero antes de que se crearan las normas ambientales y de higiene y seguridad. Eso se ha difundido para impedir proyectos y posiblemente no haya habido una contraparte que haya tenido la misma eficacia para explicar que en todo el mundo se hace minería y cada año que pasa se produce más metales con protección al ambiente y a las personas.
¿Qué opina de las denuncias que hay con respecto a la contaminación producida por Bajo de la Alumbrera a la que aluden Pérez Esquivel y Raúl Montengro?
Tengo la costumbre de ir y consultar con los inspectores en cada mina y he consultado con la gente de Santiago del Estero y de Catamarca, con quienes hacen policía minera en esas provincias, y me han dicho que no hay ningún daño ambiental producido por esa actividad minera. Yo les creo a los funcionarios que además son profesionales, porque no puedo pensar que algún profesional argentino vaya a mentir en esto.
¿Hay pruebas o documentos que señalen contaminación?
A veces se expone análisis que parecen serios. Por ejemplo, si nos vamos a Jáchal y analizamos el agua, hay un exceso de boro y de arsénico y es real y se expone como prueba de contaminación. Pero lo que no se dice es que el agua de esa zona siempre tuvo ese nivel de arsénico, aparece como prueba seria pero no lo es. Y si lo han hecho en Jáchal, tengo todo el derecho a pensar que se ha armado así las cosas en otro lado.
¿Alguien le contestó por su pedido de desagravio a Peirano?
Tuve un par de respuestas desde Salta y Catamarca, porque mi pedido fue en forma pública mediante nota. Tampoco es para responderme: es lo que siento y por eso lo pedí. (Diario de Cuyo, San Juan, 27/08/09)
¿Cuál es la historia de estos fondos provenientes de Bajo de la Alumbrera para las universidades nacionales de Argentina?
Todo esto se origina cuando el doctor Abel Peirano, que era un químico de la Universidad Nacional de Tucumán y del Instituto Miguel Lillo, descubrió la mina Farallón Negro, que está en Catamarca y es la iniciadora de Yacimientos Mineros Agua de Dionisio (YMAD). Esto ocurrió en la década del \'40. Peirano era un enamorado de la mineralogía y del trabajo de campo, de manera que junto con un grupo de colaboradores estudió la zona y como se trataba de vetas mineralizadas, ellos pidieron las pertenencias mineras y pasaron a ser titulares de esas minas. De esa forma la Universidad Nacional de Tucumán comenzó a estudiar a fondo la zona y en profundidad esas minas. En el año 1948 estos cinco profesionales, Peirano y cuatro colaboradores, mediante escritura pública, donaron todos sus derechos mineros a la Universidad de Tucumán. Luego surge la empresa YMAD, que tiene dos dueños: por una lado el 60% que pertenece al Gobierno de Catamarca y el otro socio es la Universidad de Tucumán con el 40%. Se creó un fondo universitario con la mitad de ese 40%. De ahí surgen esos fondos universitarios que comienzan a repartirse en el año 2008.
¿Por qué pidió un acto de desagravio a Peirano?
Porque hubo cuestionamientos, y me refiero al más conocido, el del premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel, que dice que las universidades no tienen que recibir ese dinero por una cuestión de ética. Esto mancha la memoria de un profesor universitario que tuvo la grandeza de donar sus derechos para que la universidad donde él trabajaba tuviera plata. El señor Pérez Esquivel agravia a un profesor universitarioque tuvo un gesto de grandeza.
¿Cómo ve hoy lo que hizo Peirano?
Es un gesto que enaltece a esos profesores, de desprendimiento, un gesto ético, porque seguramente algún compromiso debe haber habido, pero él se debía a la universidad y éticamente sintió que debía hacer la donación. Pero no tenía ninguna obligación de hacerla.
¿Cree que el reparto de esos fondos a las universidades debe seguir tan cual?
Es lo que establece la ley, y si queremos ser respetuosos de la ley, que es una cuestión fundamental para vivir en democracia, las cosas deben seguir así.
¿Qué opina de las facultades, como algunas de Córdoba, que se manifestaron en contra de recibir esos fondos?
Creo que es una cuestión absolutamente ideológica, que no tiene ningún sustento. No podemos mezclar una cuestión así: una donación que hizo un prócer de la universidad, con cuestiones de ideología.
¿Cómo ve usted hoy la relación de la minería metalífera con la sociedad?
Es todo un tema. El problema grave es que hay activistas, de una base ideológica que no es argentina. El activismo minero no es originario de Argentina, pero ha avanzado en el país difundiendo datos o noticias, algunas reales, de otras partes del mundo donde hubo problemas con la minería, pero antes de que se crearan las normas ambientales y de higiene y seguridad. Eso se ha difundido para impedir proyectos y posiblemente no haya habido una contraparte que haya tenido la misma eficacia para explicar que en todo el mundo se hace minería y cada año que pasa se produce más metales con protección al ambiente y a las personas.
¿Qué opina de las denuncias que hay con respecto a la contaminación producida por Bajo de la Alumbrera a la que aluden Pérez Esquivel y Raúl Montengro?
Tengo la costumbre de ir y consultar con los inspectores en cada mina y he consultado con la gente de Santiago del Estero y de Catamarca, con quienes hacen policía minera en esas provincias, y me han dicho que no hay ningún daño ambiental producido por esa actividad minera. Yo les creo a los funcionarios que además son profesionales, porque no puedo pensar que algún profesional argentino vaya a mentir en esto.
¿Hay pruebas o documentos que señalen contaminación?
A veces se expone análisis que parecen serios. Por ejemplo, si nos vamos a Jáchal y analizamos el agua, hay un exceso de boro y de arsénico y es real y se expone como prueba de contaminación. Pero lo que no se dice es que el agua de esa zona siempre tuvo ese nivel de arsénico, aparece como prueba seria pero no lo es. Y si lo han hecho en Jáchal, tengo todo el derecho a pensar que se ha armado así las cosas en otro lado.
¿Alguien le contestó por su pedido de desagravio a Peirano?
Tuve un par de respuestas desde Salta y Catamarca, porque mi pedido fue en forma pública mediante nota. Tampoco es para responderme: es lo que siento y por eso lo pedí. (Diario de Cuyo, San Juan, 27/08/09)
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