Una explosión ordenada por la Secretaría de Minería en el cerro El Portezuelo provocó serios daños en algunas viviendas. Dos diputados y el Premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel denunciaron al titular de esa secretaría por “estrago”.
No hubo prevención ni control alguno. Tampoco se nos avisó a los vecinos que iban a hacer explotar un cerro que está a metros de una placita, de viviendas y de niños pequeños.” Mercedes Gotardi todavía no entiende bien qué pasó para que su casa sobre El Portezuelo, en la localidad de Chilecito (La Rioja), quedara completamente “agujereada por un montón de piedras”. El viernes último, a pedido de la Secretaría de Minería local, un grupo de obreros detonó parte de la superficie del cerro. Pero varios “errores técnicos”, en la cantidad de explosivos y en su ubicación y “fallas humanas”, provocaron una lluvia de rocas sobre la población. Ayer, dos diputados de la Coalición Cívica con el apoyo del Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel presentaron una denuncia penal por “estragos” contra el secretario de Minería riojano, Oscar Lehz. “Los funcionarios que demostraron su incapacidad e irresponsabilidad para controlar los efectos de esta detonación son los mismos que pretenden habilitar la megaminería en La Rioja”, dijo la diputada Fernanda Reyes.
Recién ayer y a través de un comunicado de prensa, la Secretaría de Minería de La Rioja pidió “perdón” a los pobladores de Chilecito. En tal sentido, las autoridades Admi-tieron que fue “un desastre, totalmente indeseado”: “Somos gente de trabajo, absolutamente res-petuosos de las leyes y nos ponemos a disposición de la Justicia para que la investigación dilucide y determine la responsabilidad que nos cabe en esta situación”, sostuvo la secretaría. De todas maneras, el funcionario Lehz precisó que la “negligencia” en el hecho fue asumida por “el ingeniero Aldo Ruarte y el técnico Ramón Gómez”, que estaban a cargo de la obra. La explosión estaba destinada al emplazamiento de un monumento del Cristo Redentor.
Desde la Secretaría, se aseguró que “en los años de experiencia trabajando con explosivos, más de treinta en el caso de Gómez y dieciséis de Ruarte, nunca antes había sucedido una situación de esta naturaleza”. Pese a que la delegación de bomberos de Chilecito aseguró que “no habían sido prevenidos”, Minería negó en el comunicado la falta de información sobre la explosión a la comunidad. Incluso, el secretario Lehz admitió días atrás que estuvo en la zona donde se ejecuta la obra, pero aclaró que fue “un rato antes” de la detonación.
El viernes pasado, cerca de las 18, “un obrero se acercó y nos dijo que iban a dinamitar una partecita del cerro”, relató Mercedes a este diario. A los cinco minutos, como “sólo se iba a sentir un mínima vibración, toda la familia –su madre de 75 años, sus dos pequeños hijos y su marido–, estábamos en el patio mirando la explosión, cuando se nos cayeron las enormes piedras sobre la cabeza”.
Literalmente, fue tan fuer-te la onda expansiva de la detonación que la lluvia rocosa originó serios daños en la vivienda de los Gotar-di: “Se partió la viga de sostén de la cochera, se quebró completamente el tanque de agua, se agrietaron todas las paredes y quebraron vidrios de las ventanas y en la pieza donde duerme mi mamá ahora hay un hueco en la mitad del cielorraso”, admitió la mujer. También, la explosión del viernes perforó otras cinco casas y el pavimento de la calle.
Ricardo Alcalde, jefe de los bomberos voluntarios de Chilecito, cuestionó el accionar gubernamental durante la detonación. Según el bombero, “esta gente actuó con mucha irresponsabilidad. No nos informó de estas voladuras, como para tomar medidas preventivas”. “Ni siquiera pusieron la malla de contención que se utiliza en estas ocasiones. La situación es más que alarmante. Gracias a Dios no tenemos que lamentar víctimas”, remarcó Alcalde.
Paradójicamente, mientras en Chilecito caían piedras por la detonación de El Portezuelo, en la capital riojana se celebraba el Foro Social por el Ambiente. Después de la explosión y en apoyo a los vecinos, Pérez Esquivel, el fiscal federal Antonio Gómez y varios miembros de asambleas ciudadanas de La Rioja que se oponen a la minería en gran escala se trasladaron a Chilecito. Allí redactaron la denuncia penal por “estragos” contra Lehz.
“La denuncia requiere que el gobernador (Luis Beder Herrera) informe si autorizó a la secretaría provincial a realizar las explosiones, con qué finalidad, frecuencia y resultados”, confirmó Reyes. (Página 12, Buenos Aires, 26/08/09)
No hubo prevención ni control alguno. Tampoco se nos avisó a los vecinos que iban a hacer explotar un cerro que está a metros de una placita, de viviendas y de niños pequeños.” Mercedes Gotardi todavía no entiende bien qué pasó para que su casa sobre El Portezuelo, en la localidad de Chilecito (La Rioja), quedara completamente “agujereada por un montón de piedras”. El viernes último, a pedido de la Secretaría de Minería local, un grupo de obreros detonó parte de la superficie del cerro. Pero varios “errores técnicos”, en la cantidad de explosivos y en su ubicación y “fallas humanas”, provocaron una lluvia de rocas sobre la población. Ayer, dos diputados de la Coalición Cívica con el apoyo del Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel presentaron una denuncia penal por “estragos” contra el secretario de Minería riojano, Oscar Lehz. “Los funcionarios que demostraron su incapacidad e irresponsabilidad para controlar los efectos de esta detonación son los mismos que pretenden habilitar la megaminería en La Rioja”, dijo la diputada Fernanda Reyes.
Recién ayer y a través de un comunicado de prensa, la Secretaría de Minería de La Rioja pidió “perdón” a los pobladores de Chilecito. En tal sentido, las autoridades Admi-tieron que fue “un desastre, totalmente indeseado”: “Somos gente de trabajo, absolutamente res-petuosos de las leyes y nos ponemos a disposición de la Justicia para que la investigación dilucide y determine la responsabilidad que nos cabe en esta situación”, sostuvo la secretaría. De todas maneras, el funcionario Lehz precisó que la “negligencia” en el hecho fue asumida por “el ingeniero Aldo Ruarte y el técnico Ramón Gómez”, que estaban a cargo de la obra. La explosión estaba destinada al emplazamiento de un monumento del Cristo Redentor.
Desde la Secretaría, se aseguró que “en los años de experiencia trabajando con explosivos, más de treinta en el caso de Gómez y dieciséis de Ruarte, nunca antes había sucedido una situación de esta naturaleza”. Pese a que la delegación de bomberos de Chilecito aseguró que “no habían sido prevenidos”, Minería negó en el comunicado la falta de información sobre la explosión a la comunidad. Incluso, el secretario Lehz admitió días atrás que estuvo en la zona donde se ejecuta la obra, pero aclaró que fue “un rato antes” de la detonación.
El viernes pasado, cerca de las 18, “un obrero se acercó y nos dijo que iban a dinamitar una partecita del cerro”, relató Mercedes a este diario. A los cinco minutos, como “sólo se iba a sentir un mínima vibración, toda la familia –su madre de 75 años, sus dos pequeños hijos y su marido–, estábamos en el patio mirando la explosión, cuando se nos cayeron las enormes piedras sobre la cabeza”.
Literalmente, fue tan fuer-te la onda expansiva de la detonación que la lluvia rocosa originó serios daños en la vivienda de los Gotar-di: “Se partió la viga de sostén de la cochera, se quebró completamente el tanque de agua, se agrietaron todas las paredes y quebraron vidrios de las ventanas y en la pieza donde duerme mi mamá ahora hay un hueco en la mitad del cielorraso”, admitió la mujer. También, la explosión del viernes perforó otras cinco casas y el pavimento de la calle.
Ricardo Alcalde, jefe de los bomberos voluntarios de Chilecito, cuestionó el accionar gubernamental durante la detonación. Según el bombero, “esta gente actuó con mucha irresponsabilidad. No nos informó de estas voladuras, como para tomar medidas preventivas”. “Ni siquiera pusieron la malla de contención que se utiliza en estas ocasiones. La situación es más que alarmante. Gracias a Dios no tenemos que lamentar víctimas”, remarcó Alcalde.
Paradójicamente, mientras en Chilecito caían piedras por la detonación de El Portezuelo, en la capital riojana se celebraba el Foro Social por el Ambiente. Después de la explosión y en apoyo a los vecinos, Pérez Esquivel, el fiscal federal Antonio Gómez y varios miembros de asambleas ciudadanas de La Rioja que se oponen a la minería en gran escala se trasladaron a Chilecito. Allí redactaron la denuncia penal por “estragos” contra Lehz.
“La denuncia requiere que el gobernador (Luis Beder Herrera) informe si autorizó a la secretaría provincial a realizar las explosiones, con qué finalidad, frecuencia y resultados”, confirmó Reyes. (Página 12, Buenos Aires, 26/08/09)
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