jueves, 19 de noviembre de 2015

Más de 100 kilos de Marihuana se consumirían por mes en Andalgalá

Padres que prefiere mantener en reserva la identidad, hablaron de este dato con nuestro medio, refiriéndose con mucha preocupación además de la venta de pastillas y psicofármacos que se consiguen en el mercado negro local. El temor es la llegada de una cocina de paco, con lo que se potenciaría la problemática hacia toda la sociedad.

Vecinos preocupados dijeron que, el negocio para quienes comercializan la marihuana, es muy rentable, ya que les permite a algunos tener un buen nivel de ingresos, que a su vez utilizan a chicos para la distribución, a quienes les pagan con parte de lo que consumen, con lo que van ganando gradualmente cada vez más adictos. La marihuana no solo ingresa desde otros lugares sino que también hay quienes tienen plantas en domicilios y fincas.
Muchos vecinos saben quienes son los que venden pastillas, pero temen denunciar por temor a las reacciones de estas personas que entran y salen de la policía como si fuera un molinete.
Si alguien denuncia a un adicto por agresiones, robos u otras acciones, se potencia a ser nuevamente víctima, ya que un par de días después aparece y apedrea la vivienda, o se llega al extremo de que los amenacen que por haberlos denunciado que violarían a su hija. "Esta persona era incontrolable, varios vecinos quisieron llevárselo pero, en su condición parecía que los superaba en fuerza y volvía con las pedradas a plena luz del día, donde además los padres de esta persona enferma, en lugar de ayudar se sumaban con insultos diciéndonos que nosotros eramos los culpables de que el hijo haya ido preso y no son menores", relataron con tristeza y mucha preocupación los padres, que ahora no pueden descuidarse de nada, porque saben que en cualquier momento tanto ellos como sus hijos pueden ser agredidos. En tanto los vecinos prefieren mantenerse al margen porque si alguien da un dato se vuelve blanco de las agresiones. Relatamos un caso, de tantos que existen en nuestro medio.
"Muy a pesar nuestro hoy todavía estamos parados como sociedad al límite, ya que la inacción en conjunto permite que la problemática se vaya expandiendo, y esta expansión puede ser gravísima, porque si se instala en nuestro medio una cocina de paco, que es una droga barata, la gravedad de los hechos se van a potenciar mucho más, por lo que esperamos que haya una reacción de quienes nos gobiernan, de la justicia, pero también de cada uno de nosotros", expresó una madre.
Esta situación describe que existe una imperiosa necesidad de que los estados provincial y municipal, conjuguen esfuerzos para construir equipos multidisciplinarios y busquen trabajar sobre la ayuda que necesitan estos chicos que están enfermos, pero también trabajar fuertemente con las familias de las personas enfermas, para que tengan herramientas de como afrontar esta situación, porque hacia dentro del hogar, la situación resulta muchas veces en violencia extrema, robo o quita de dinero a los padres, venta de objetos de la casa, quedando todos los integrantes del grupo familiar expuestos a las reacciones de violencia y todo lo que conlleva.

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