miércoles, 22 de abril de 2015

La hora de un acuerdo vinculante

La conmemoración del Día Mundial de la Tierra tiene hoy connotaciones especiales, no solo porque se cumplen 45 años desde que se instauró como una jornada para crear conciencia común sobre los problemas ambientales como la superpoblación, la producción de contaminación o la conservación de la biodiversidad, sino también porque quizás como nunca antes resulta imprescindible llegar a acuerdos globales vinculantes que garanticen la generación de estrategias eficaces para prevenir los efectos negativos del cambio climático.
Fue un 22 de abril, pero de 1970, cuando se llevó a cabo una masiva manifestación a favor de la creación de una agencia ambiental. El evento fue impulsado por un senador estadounidense, Gaylord Nelson, pero la trascendencia que tuvo derivó de la participación de miles de universidades, escuelas primarias y secundarias en la convocatoria. La demanda tuvo éxito, pues luego de aquella demostración de fuerza, el gobierno norteamericano creó la Agencia de Protección Ambiental.

En las últimas tres décadas y media los problemas ambientales se han agudizado notablemente. Estudios científicos han constatado cómo el acelerado proceso de industrialización, sobre todo por impulso de los países económicamente más desarrollados, ha producido un cambio climático, cuyo emergente principal es el calentamiento global, que amenaza la supervivencia de muchas especies animales y vegetales, e incide negativamente en la propia vida humana.

Ninguna región del mundo está exenta de estas implicancias fatídicas. Expertos del Centro de Investigación del Mar y de la Atmósfera (CIMA) elaboraron un informe al que denominaron "Cambio climático en Argentina: tendencias y proyecciones”, en el que concluyeron que el Noroeste argentino es una de las regiones  con mayor calentamiento en todo el mundo.

Una fatal combinación de fenómenos naturales inusuales -que bien pueden asociarse al cambio climático- y negligencia humana, provocó muertes y grave destrucción de infraestructura pública y privada en el último año y medio en distintas zonas la provincia.

Algo similar sucede en casi todos los países del mundo. Por tal razón, la ONU considera que ha llegado el momento de que los líderes mundiales acuerden un nuevo tratado sobre el cambio climático. Pero advierten sobre la necesidad de que el acuerdo sea vinculante, de aplicación obligatoria. 

No quiere que se repita lo sucedido luego del protocolo de Kioto, un acuerdo firmado en 1997 en esa ciudad japonesa para la reducción de la emisión de gases que producen el efecto invernadero. Pero recién entró en vigor, por la resistencia de muchos países y empresas, en 2005. Estados Unidos, el país con mayor emisión de este tipo de gases, nunca ratificó, ni cumplió el protocolo. 

Tal vez la creciente gravedad de las consecuencias del cambio climático obliguen a los líderes de las naciones a acordar estrategias viables y cumplibles para morigerar y limitar sus efectos.

 Mientras eso suceda, cada habitante de la tierra puede hacer, cada día, su pequeño aporte para ayudar a la sostenibilidad de la vida en el planeta.

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