NI TORPEZA POLITICA, NI VESTIDURAS RASGADAS
Ante la ola de cuestionamientos del oficialismo partidario de la Unión Cívica Radical que desató la convocatoria a elecciones internas abiertas para cargos electivos en el Comité Departamental de Andalgalá, quizás quepa la pregunta: ¿Cuánto de preocupación subyace en dichos cuestionamientos, toda vez que la convocatoria les pone en un brete en la responsabilidad que les cabe de ofrecer a la ciudadanía efectiva respuesta en lo que concierne a mejorar la calidad de representación política e institucional? ¿Les molesta la convocatoria o la posibilidad de que nuevas voces se sumen en contra del eterno reparto discrecional merced a la denominada “mesa chica de consenso”?
No cabe dudas que para ciertos dirigentes “históricos” del radicalismo local, que han visto asegurado su rango político –algunos con características más bien “vitalicias”-
no podrán compartir bajo ningún punto de vista la pretensión de una ciudadanía militante e involucrada en la cosa pública, en el sentido de acceder a espacios de representación por otros medios que no sean el eterno consensuismo, definido muchas veces, no por capacidades políticas o de gestión sino más bien por cercanías familiares, sociales o de orden más personal.
Con la medida recientemente tomada por el radicalismo andalgalense que conduce Alejandro Paéz y el resto de la dirigencia, la Corriente Progresista Radical busca poner a consideración del afiliado radical y por extensión, de la ciudadanía catamarqueña, aquellas herramientas políticas que contribuyen a mejorar la democracia partidaria y social. Tal vez, el miedo a la transformación de la metodología de selección de candidatos tiene varias razones. La más fuerte, sin lugar a dudas, lo constituye el pavor que genera disputar espacios de poder entre aquellos que vienen ocupando lugares de privilegio.
Sin dudas el Comité Provincia deberá reflexionar de qué modo contener las legítimas aspiraciones de una dirigencia que reclama verdadera autonomía y que más de una vez ha pretendido verdadera representatividad, legitimada a través de las urnas. Se ha escuchado decir que si el mecanismo actualmente en vigencia ha dado buenos resultados luego de 20 años de gobierno no habría razón para mudar de metodología. Pero merced a ella, es imposible callarlo, se perdieron bastiones importantes como lo son los municipios de Santa María, Andalgalá, Aconquija, Pomán, Bañado de Ovanta y Recreo. Claro signo del debilitamiento del sistema.
Como militante radical, apena comprobar de qué modo paulatinamente se perdió la capacidad de incidencia entre una sociedad que reiteradamente opta por no ejercitar el derecho a sufragio. La respuesta es simple, no se siente representada en las propuestas electorales.
Del lado de la dirigencia, tal vez, los indicadores que hablan de la apatía ciudadana poco interese. Tal vez poco interese el caudal de votos que se pierden, mientras no se pierdan los privilegios personales. Tal vez, algún legislador provincial necesite continuar “colgado” de una jefa comunal para continuar sosteniendo su banca, precisamente, a través del consenso.
Por otra parte, a la recientemente afiliada radical que cumple sus funciones como Apoderada de la UCR , pero con militancia anterior en otra fuerza política cabe la reflexión de que tal vez por esta razón le resulte imposible comprender la esencia más íntima del radicalismo y el porqué de su nacimiento como fuerza política nacional aún vigente luego de más 100 años de historia. En este sentido, quiero indicar que procesos de elecciones internas para cargos electivos ya tuvieron lugar en otros tiempos en en diferentes departamentos (Santa María, por ejemplo), pero tal vez su memoria no lo tenga registrado porque en esos momentos se encontraba militando activamente en el partido que fue desbancado en nuestra provincia en el año 1991.
No obstante, más allá del dato meramente anecdótico, y de las voces que pudieran resultar merced al hecho político generado por la dirigencia de la CPR en Andalgalá, es importante recalcar que la medida adoptada surge a moción de la falta de convocatoria para la selección de candidatos a cargos públicos, y surge también en orden a respetar la Carta Orgánica Partidaria, que dispone en su artículo 27º la selección de candidatos a través del consenso sólo ante circunstancias excepcionales. La pregunta es entonces: ¿cuáles son las circunstancias excepcionales que 20 años después persisten para no convocar a elecciones internas?
Lic. Gabriela Nieva Larcher
Presidente Espacio Mujer CPR
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