viernes, 18 de junio de 2010

Locales-Cultura: INTI RAYMI 2010 (La Fiesta del Sol)

Durante el año, los pueblos Incas tenían cuatro fechas ceremoniales primordiales, que corresponden a los principales Raymis (fiestas): los solsticios y los equinoccios. De éstos, más trascendencia le otorgaban a los primeros: el comienzo del invierno se denominaba Inti Raymi (Inti= Sol, o sea, La fiesta del Sol) y, al llegar el verano, se realizaba el Kapac Raymi (kapac= mayor; o sea, la fiesta suprema).
El Inti Raymi se considera, a su vez, el año nuevo indígena. Muy observadores de los astros, ellos veían que el Sol se alejaba de la Tierra y, por temor a que se fuera y no regresara, es que todos los pueblos americanos, desde tiempos inmemoriales, encendían un enorme fuego (el Wilka Nina= el Fuego sagrado) para infundir luz y calor al Sol y rogarle para que vuelva. Ese ritual duraba toda la noche, incluyendo danzas, rogativas, predicciones shamánicas, etc., esperando la llegada del nuevo día. El Inca o el cacique, ofrecía entonces al astro rey, con los primeros rayos de luz, una bebida sagrada preparada por las Ñustas (Vírgenes del Sol), elevando una copa de oro, arrojando su contenido en homenaje al Creador del Universo, y luego brindaba con todos los presentes, con gran júbilo y algarabía.
Los evangelizadores trataron infructuosamente de erradicar esta práctica pagana; les resultó totalmente imposible por lo enraizada que estaba La costumbre. Entonces decidieron imprimirle a este ritual, características cristianas. Así implementaron el 24 de junio como día de San Juan Bautista, porque a este santo “le gustaba el fuego”. De esta manera todos los focos incendiarios que se encendían entre el 20 y el 24 de junio (solsticio de invierno para el hemisferio sur), nos convencieron que eran realizados en honor al santo bautista y, en consecuencia, le llamaron la “fogata de San Juan”.
Por otra parte, los Mayas, con todo su bagaje de estudios astronómicos, arquitectónicos y matemáticos, pronosticaron científicamente, que entre el 21 de diciembre de 2007 y el 21 de diciembre del 2012, se desarrollaría el “Tiempo del No Tiempo”. En estos cinco años, que estamos transitando, se produce la superposición de dos eras. La era de Piscis, que ya culmina, y la era de Acuario, que comienza. Es imposible determinar el principio y el final de cada uno de esos períodos, como es difícil determinar cuándo termina la noche y cuándo comienza el día. Por eso, ellos otorgan este plazo a ese fenómeno.
Ahora, si nosotros dividimos esos cinco años en dos, para localizar su punto medio, nos arroja esta fecha: el 21 de junio de 2010, o sea éste solsticio. Es así cómo deducimos que simbólicamente éste será el instante en que comience la era de Acuario, la nueva era de Paz y Amor. Por ende, finalizará la era de Piscis, la era de la ambición, del materialismo, de la corrupción. Durante dos años y medio más, ésta última seguirá influenciando sobre la era de Paz y Amor hasta el 21 de diciembre de 2012, pero cada vez su incidencia será paulatinamente más insignificante. Ahora se detendrá definitivamente la rueda de corrupción, que regía el mundo desde hace 2.160 años.
Todo esto debemos celebrar, festejar y agradecer. La llegada de un nuevo año indígena y, fundamentalmente, la inauguración de la Nueva era de Paz y Amor.
Cualquier lugar del mundo es propicio para este acontecimiento. No es imprescindible estar en Andalgalá o en cualquier otro lugar específico. Lo importante es realizar una mirada introspectiva sobre nuestra existencia. Y comprender que debemos cambiar para evolucionar. Será como volver a nacer para cumplir en esta nueva vida, esa misión divina de cooperar con todas nuestras fuerzas, para lograr un mundo mejor, más justo y más humano, cuya base será el amor y la paz de una conciencia limpia y pura.
Nosotros acá, en Andalgalá, realizaremos el ritual de la MuchasKa (el beso al Sol) y desearemos los mejores anhelos y augurios al Chejchi Runa, pues será el instante en que comenzará a transitar su camino trascendental.
Según el historiador José Cornejo Bouroncle en su obra “La Idolatría en el Antiguo Perú” (Cuzco 1942), nos dice que los Incas tenían como costumbre levantarse muy de mañana y toda la familia debía “saludar” mirando el nacimiento o aparición de “Punchao” (Sol), mediante una forma de ejercicio que consistía en llevarse ambas manos hasta los labios, expeler el aliento a manera de brindar ese resuello al sol o Punchao`, este “ejercicio” tenía como nombre Muchak o Mucha (entre los Diaguitas MuchasKa), y debería hacerse repetidamente muchas veces. Luego tomaban una bebida caliente que generalmente era una mezcla de chicha o asúa con alguna fruta, esta bebida tenía como nombre “Punche”. Igual acción se repetiría en la tarde cuando el astro rey se ocultaba.
Como podrá advertir el lector, esta bebida muy propia de todo hispanoamérica, tiene historia y ésta pertenece a la región andina de Sud América. A propósito, lo que hoy llamamos América, tenía como nombre “ABYA YALA”. También hay que recordar que no existe pueblo andino, por más pequeño que sea, que no se precie de tener su “propio” Ponche.
Por todo esto y deseándoles un mundo de felicidad, me despido con un fuerte abrazo andino (abrazo en cruz, que simboliza la Cruz del Sur) y con el saludo inca: AMA SUWA, AMA LLULLA, AMA QUELLA (No debes mentir, no debes robar, no debes ser vago).

QUETZALCOALT

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