La campaña de Unión Aconquija fue tan sólida como emotiva. Un equipo forjado con jugadoras de diferentes clubes que militan en nuestra liga, que dejaron de lado camisetas, escudos y colores para vestir un solo sueño: representar a Andalgalá con dignidad, con fútbol y con corazón. Y lo lograron. Con juego, entrega y un sentido de pertenencia admirable, escribieron una página dorada que ya tiene su lugar reservado en la galería de campeonas provinciales.
A la hora de escribir este artículo, confieso que no soy un simple cronista. Soy un andalgalense emocionado. El orgullo es inmenso. El jueves, cuando escribí el artículo previo a la final, sentía esa mezcla de fe, esperanza y nerviosismo. Hoy, mientras vuelvo a poner en palabras lo que este equipo logró, tengo la certeza de que el fútbol andalgalense tiene con qué soñar. Y no es un sueño vacío. Es uno que se empieza a construir desde el esfuerzo, la convicción y la pasión de nuestras jugadoras y jugadores.
Unión Aconquija no sólo ganó un campeonato. Demostró que cuando hay trabajo colectivo, unión y amor por este deporte, las barreras se pueden derribar. Desde cada rincón de Andalgalá, desde cada potrero donde se respira fútbol, hoy las lágrimas son de alegría. Hoy, todas y todos somos Unión Aconquija.
Y hoy el fútbol andalgalense, volvió a brillar. Brilló porque alguien creyó que se podía. Y se pudo.
✍️ Por Claudio Cedrón, para Diario El Triunfo.
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