jueves, 20 de septiembre de 2018

Rescatando Historias. Entrevista a Charito Monroy Enfermera

Una historia de Pura Vocacion: Entrevista a Charito Monroy, Enfermera, que se desempeñó en Aconquija, Andalgalá.  De sus años de entrega a esta noble profesión, nos contó algunas de tantas anécdotas que le pasaron durante su servicio a la comunidad.
Hija de Juan Andres Monroy y Petrona Perea de Monroy. Sus hermanos, fueron 10, (5) de ellos murieron 2 en accidente, cuenta además "tengo un hermano que murió hace cuatro años, era marino, estudió la carrera y estuvo en Malvinas. Cuando vino de allá, entregó a la bebida, lo destrozó aquella experiencia lo traumó tanto y lo llevó a la muerte. Actualmente de esos 10 hermanos viven (4), 3 de estos en la localidad de Aconquija. Una hermana era agente sanitaria y después pasó a enfermera.
Me recibí de enfermera en Catamarca y luego estudié para obstetra en Santa Fé. La mayor parte del tiempo ejercí en Aconquija y luego por cuestiones políticas me mandaron a Singuil, donde también pude hacer mucho por la gente, relató.
A veces estaba en Condor Huasi en medio de la nieve, y a las 3 o 4 de la mañana estaba allí por un parto, pero lo hacía porque adoraba mi profesión. A veces me llevaban en un vehículo viejo que se quedaba y después tenía que seguir a pié, caminando hasta el lugar donde estaba el enfermo.
La base era Alamito. De ahí seguía con mi trabajo y pasaba hacia otros lugares, porque al ser la unica enfermera que había en ese tiempo, no había otra manera de poder hacer este trabajo. Muchas veces mis padres no sabían donde estaba, porque estaba en un lado en otro, si había un accidente en la cuesta del Clavillo tenía que estar ahí. Si había alguien herido de arma blanca, o de bala, tenía que suturarlo, o intervenir en el reconocimiento de personas que habían fallecido en accidente.
Para mí no había fiesta, no había domingos ni nada. Hoy me duele estar ganando tan poco en mi jubilación, porque tengo la mínima y no me alcanza para comprar los remedios. Pude trabajar solo 16 años y luego tuve que renunciar y acogerme a la jubilación por invalidez, porque se fue apoderando de mi cuerpo un reuma deformante, que me fue afectando las manos los pies, todo mi cuerpo y de eso no hay vuelta, con el paso de los años y tomar mucha medicación, descubren que se me secó un riñón y en el otro tengo un tumor. Si sumaran las horas y horas que pasé de servicio, seguro que pasan los 30 años. Jamás me pagaron un parto ni el ministerio menos las personas. 
Respecto al sueldo, las personas cercanas me decían cuando recién ingresé que iba a tener que esperar mucho tiempo y cuando cumplí el mes me pagaron, fue una gran alegría. En esa época me pagaban con un cheque de $ 10,00, todavía me recuerdo muy claro. Los padres de Chichí Bedur, me cambiaban los cheques y yo seguía viviendo en Aconquija.

Tuve que recorrer todo el distrito de Aconquija - Las Estancias.
Me compré un caballo que me trajeron de Cerro Negro y con ese animal que me acompañó muchos años, recorrí los cerros y puestos, donde iba a vacunar a los chicos, porqué yo me imponía la obligación de que este beneficio debía ser disponible para todos.
Si se mataba alguien (por ahorcamiento), hacerlo bajar, o si se pegaban un tiro en la cabeza, tenía que lavar la cabeza del occiso y dejarlo listo para que el médico hiciera los exámenes pertinentes e hiciera el informe.
Mi amigo Chichí Bedur me decía, "si hacías un paso más hubieses sido médico", pero mis padres no pudieron hacerme estudiar más porque eramos muchos en la casa y sin embargo se esforzaron para darme lo mejor.
A veces eran las diez de la noche en medio de tanto frío o calor, en los cerros
Yo le decía a una enfermera, es una vergüenza, si los padres no traen los chicos al hospital no los vacunan. Yo me iba a los puestos a caballo para vacunarlos. Yo sabía si los chicos estaban vacunados y qué vacunas o dósis tenía colocadas, porque me andaba por cada lugar, que hoy seguro que lo pensrí varis vee lllll.
Recorrí desde Río Potrero, Charquiadero, Las Mesadas, un lugar de gente muy pobre, muy humilde, Alto Las Juntas, Lindero, Alamito, y pasaba hasta el otro lado hasta el límite con Chacrita, Condor Huasi, La Echada, había unos puestos de Condor Huasi para el otro lado. Mi papá me decía que no me fuera porque el lugar era feo para acceder. Era una profundidad terrible, pero gracias a Dios he llegado. He vacunado como 8 niños que vivían en tres ranchitos y salí llena de pulgas y con el peligro de que el caballo se podría resbalar hacia precipicios muy profundos. El guía que había conseguido me decía, bajesé, porque si el caballo se resbala, su caballo y usted van a ir a parar al fondeo
Su hijo Cristian, dice todavía hay gente que la reconoce y agradece el trabajo que hizo. Se decía que en Aconquija le iban a hacer un reconocimiento, porque es lamentable la situación que hoy está viviendo, pero como te digo la gente donde va ella, siempre se está acordando para mí como hijo, que la gente se acerca y que la saluda, es lindo ver que tu madre reciba ese reconocimiento. Mi madre fue mi única sosten, porque desde los dos años que mi padre me abandonó. Ella ha sido todo para mí hasta el día de hoy, me hizo estudiar, me dió todo lo que tengo, por eso me emociono y estoy muy agradecido con ella.

Su servicio durante la dictadura
Yo venía en mi Fiat 600, que había comprado con mucho esfuerzo para poder cumplir con mi trabajo. En ese momento fui a asistir a una señora que estaba embarazada en Río Potrero, donde hoy las casas que se construyeron en aquella época las usa turísticamente el municipio. La gente de la empresa Sollazo me respetaban. A mi amigo Roly Olea le conseguí trabajo en esa empresa y el otro día me decía, siempre los ingenieros, los jefes y la gente preguntaba y hablaba bien de vos. Yo no tenía ningún problema en curarlos o atenderlos cuando lo requerían, a su vez, ellos eran muy buenos conmigo, porque muchas veces se me rompió el auto (FIAT 600), y ellos me arreglaban el auto y nunca me cobraron nada, porque sabían que con él yo me hacía disponible para atender a la gente de la localidad.
Sobre aquel día, "me dice un oficial que de donde venía, le cuento y le retruco a su vez  porqué tantas preguntas. (Una vez en Tucumán casi me llevan presa, por contestar, porque me hacían muchas preguntas y a mí no me gustaba que me preguntaran tanto.) Y yo le pregunté porqué estaban en Aconquija y el oficial me responde: "Venimos por el extremismo y me comenzaron a hacer preguntas, si atendí algún herido, si ví alguien sospechoso, si esto o aquello. En aquella época se decía que en el hotel viejo hotel del Alamito, donde funciona hoy la municipalidad de Aconquija, se habían refugiado algunos guerrilleros como también se los denominaba. La verdad yo nunca ví nada. A pesar de que tenía colocado el uniforme, coincidió con que el colectivo de la empresa Sollazzo traía los trabajadores, los hicieron bajar y nos hicieron levantar los brazos y revisaron todo. (Había una señora que la operaron del intestino, yo le cambiaba la bolsa de colostomía) entonces un amigo me avisa y le pide permiso al militar que estaba al frente del operativo  para que me dieran permiso para ir a verla y ellos no me dejaron", relata Charito.
Un día yo estaba atendiendo en la Posta Sanitaria, cuando llegaron dos muchachos, eran rubios me acuerdo, ojos celestes. Yo en mi profesión hacía todo tipo de curaciones. Esperaron que terminara de atender a una señora que estaba por una curación y a pesar de que había más gente esperando, uno de los muchachos estaba herido, porque aparentemente una bala le había partido casi el muslo de la pierna, tuve que pinzar baso y suturar tanto adentro como a fuera y una vez que hice eso, salieron y se fueron rápido por medio del río y nadie supo hacia donde se dirigieron, seguramente eran extremistas, ellos no me quisieron dar nombre ni apellido, eran las épocas en que la guerrilla estaba instalada en el Clavillo.
Todo los días el médico de los militares me visitaban y siempre acudían para que les diera medicamento, que me dejaban de muestras médicas, después de aquel primer episodio, no me molestaban, ellos lo que requerían de mí se los hacía.. Un día, me contaron que estaban recorriendo la zona de los puestos en la zona del Durazno arriba, al acercarse uno de los muchachos salió corriendo asustándose y al dispararle le abrieron casi todo el vientre, fue con un arma grande. Me trasladaron en un helicóptero. Me preguntaron que podía hacer y le dije todo lo que puedo hacer es hacer una sutura tipo bolsa. Lo trajeron para acá para el Hospital de Andalgalá. Cuando ha pasado eso comunicaron a Tucumán a los dueños de la casa, pero no sé porque lo llevaron, ese hombre no iba a vivir como estaba. Nunca ví en toda mi carrera, algo parecido, ese pobre hombre estaba destrozado todo el vientre, intestinos, e incluso el estómago le había perforado la bala.

Atendí más de 200 partos, incluso prematuros:
Una de tantas anécdotas fue que había un parto en Yunka Suma, la parturienta estaba muy grave. El Dr. que en ese momento trabajaba conmigo, los había mandado para que me vieran a mí, yo le dije que iba a ver las cosas, pero que en realidad era él quien tenía que estar.
El rancho era tan pobre que no tenía luz. Les dije, busquen tablas entonces les dije: "levántenla a ella y yo voy a acomodar las tablas. Sra. demé los trapos o unas colchas. Pidan a donde sea una linterna. Yo necesito mucha luz. Estaba mal la mujer. Hice una oración pidiéndole a Dios que me ilumine para que mis manos vayan donde tenían que ir. Le dije a la chica cuando yo te diga hace fuerza. Esa criatura pensé que ya la sacaba muerta. Le pedí a un hermano de ella que me ayudara. Me chorreaba el agua lo que transpiraba, y le dije al hermano que me ayudara empujando despacio desde arriba del vientre para ayudarla a que se produzca el parto. Finalmente lo pude sacar y estaba prácticamente muy delicado estado, pensaba que no iba a vivir. Es más le hice respiración boca a boca y me llené la cara de sangre y eso los médicos me dijeron que no hiciera porque podría adquirir una enfermedad o contagiarme de alguna infección. Finalmente este chico vivió y hoy es un policía.
En Las Pampitas, hice nacer trillizas, vivieron las tres, pero tiempo después una enfermó y murió. Las otras dos chicas viven. Hoy la mamá tiene domicilio en La Aguada y una de las chicas creo en Salta y la otra en Tucumán o Córdoba.
También recuerdo el parto de una mellizas. Con respecto a este parto, rompí bolsa con cuidado, porque los médicos me decían que había que extremar cuidado porque por la fuerza que hace la parturienta podría aparecer la vejiga y lastimar, generando un gran problema, pero gracias a Dios, nunca le herré, fue auspicioso, porque una de las mellizas vino bien, pero la otra venía de pié. Entonces le avise a la madre que se preparara porque el parto de un niño de pié es muy doloroso y finalmente gracias a Dios, hoy viven. Su hijo Cristian cuenta que ambas son amigas de él y que cada vez que postea una foto o algo en las redes sociales, siempre están saludando y llaman para preguntar de ella, porque dicen que ella es como su segunda mamá.
Un parto prematuro
Un matrimonio habían venido de Tucumán a Aconquija que vivía allí cerca, pero tenían una extrema pobreza, tanto que los dos eran muy flaquitos. No tenían absolutamente nada, ni una ropita para el bebé. Entonces le pedí al Dr. con el que trabajabamos que fuera a mi casa y le pidiera a mi madre que me mandara sábanas viejitas, una bolsa de agua caliente y una colcha. Le dije al marido de la chica que calentara agua caliente que puse en la bolsa. Entonces cuando se produjo el parto, nació una criaturita, desnutrida, no llegaba al kilo de peso, era muy chiquito. Lo puse entre la colcha y la bolsa de agua caliente la protegimos con uno de los dobleces y con parte de sábanas lo cubrimos. Pero ese niño no tenía nada. Al otro día la noticia había discurrido en el distrito y todos los que venían al hospital me preguntaban como había sido el nacimiento de esta criatura. Vino incluso un periodista de Tucumán que se encontraba en Aconquija, que me buscaba para hacerme una entrevista, la noticia se difundió y cerca del medio día, comenzaron a llegar donaciones con bolsas de pañales, ropita y ayuda para ese bebé, entre tantas cosas que me pasaron durante mi vida como enfermera.

Muertos en Accidentes:
Una noche me piden que asista a un hombre que se accidentó en el Clavillo. El hombre venía de Belén en un Camión, este se desbarrancó y se fue al precipicio, y si bien él no se había ido al precipicio, un hierro le había destruído el rostro y parte de la cabeza. Entonces me tocaba limpiar al occiso para que el médico pudiera hacerle el informe. Le pedía a un policía que estaba de servicio que me ayudara sosteniendo el lavatorio donde yo tenía que limpiar las heridas y me decía que quería hacerlo porque le daba cosa, lo impresionaba y temblaba cuando tenia que tener ese lavatorio, hasta que yo hiciera mi trabajo.

Charito al final de la entrevista aprovechó para saludar a los enfermeros en su día. Recomendándoles de que pongan todo lo que tienen que poner para salvar vidas, para estar a disposición del prójimo, porque solo UNO es el que PAGA TODO. Y ese es DIOS nos dijo.


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