El asesinato de Miguel Ángel Apaza parece confirmar que nuestra provincia ingresa paulatinamente en una etapa superior del crimen organizado.
Tal aseveración no puede considerarse exagerada pues no es un homicidio común, sino, como todo parece indicarlo, un ajuste de cuentas. Es decir, un asesinato que tiene móviles desconocidos pero ligados al mundo delictivo.
Como suele decirse habitualmente: un crimen mafioso.No es por cierto el primero en nuestro territorio. Ha habido casos resonantes de homicidios que resultaron de diferencias entre integrantes del sub mundo del hampa. Aquellos fueron alertas al parecer no atendidas cabalmente por las autoridades.
Los ajuntes de cuentas son las instancias extremas a las que arriban los delincuentes para dirimir discrepancias dentro de una banda o entre diferente bandas que se disputan, por ejemplo, el territorio en el que operan . Pero siempre implica un cierto grado de preparación y organización que hace presuponer la existencia de estructuras ilícitas aceitadas y muy peligrosas.
Los ajustes de cuentas son un método de resolución de conflictos que aplica rigurosamente el narcotráfico. No hay indicios de que el crimen de Aspaza tenga esas connotaciones, pero sí de que el consumo, la producción y el tráfico ilegal de estupefacientes es un fenómeno cada vez más habitual en Catamarca.
Sería muy preocupante que en lo sucesivo sea este formidable y letal negocio el que hegemonice la dirección de las acciones delictivas que se desarrollen en nuestro territorio.
El homicidio de la avenida Choya, en el norte de la ciudad, es una señal que los encargados de la seguridad en la provincia no deberían subestimar.
Fuente: http://www.elancasti.com.ar/opinion/2015/10/8/etapa-superior-crimen-organizado-275554.html
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