Mercedes Moreno, es jubilada del Hospital, pero accedió al beneficio porque su salud es precaria, hoy cobra solo el 65%, con lo cual no puede afrontar la reparación de su vivienda y su casa, heredada de sus padres, es todo lo que tiene para vivir. La casa tal como lo muestran las fotografías, está cayéndose por todos lados, es un latente peligro. Quienes pasaron por su casa colocaron puntales y hace más de tres años que no regresaron con alguna ayuda en concreto. La casa data de más de cien años, por lo que el comedor se quedo con los muebles adentro y el asentamiento no permite entrar ni salir de ese lugar porque la puerta se trabó, ya que la estructura se asentó en los marcos que un poco sostienen para que la casa no se venga encima.
El temor más grande es cuando lleguen las lluvias torrenciales de verano, adentro llueve todo barro, porque los techos están rotos, y se filtra el agua por las paredes socabando el adobe, cuyos fragmentos se derraman hacia dentro de esta casa.
El pedido es a cualquier autoridad, ya sea municipal, provincial, quien sea que pueda darle una mano porque corre verdadero riesgo su vida. Las grietas en las paredes y toda la precariedad amenazan su integridad física.
Cuando ocurrieron las grandes tormentas, algunas personas de organismos colocaron puntales y se fueron, dice, pero no volvieron a darle ninguna solución.
A pesar de que se anotó para una vivienda en los barrios, no ha tenido la oportunidad de que le den una vivienda que sea más segura.
Ella acudió a nuestro medio pidiendo que le den una solución que alguien la escuche, antes de que un temblor fuerte o una lluvia, precipite la vivienda sobre su persona.
Esperamos que no ocurra una tragedia y despues recien quienes tienen responsabilidades o posibilidades desde los organismos salgan a golpearse el pecho. Este situación la hicimos conocer en noviembre de 2012, sin resultados.
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