viernes, 8 de mayo de 2020

“La pos pandemia nos obligará a desterrar las mezquindades y trazar nuevos acuerdos sociales”

Por Héctor Oscar Laplace (*)
En la celebración de este año del Día de la Minería, tenemos muy poco para festejar y sí, mucho para reflexionar como sector industrial, en particular y como parte de la nación Argentina, en general.
A nadie escapa que el mundo sufre, desde el pasado mes de enero, una virulenta pandemia donde el desconcierto y el miedo transitan por las venas de la humanidad, golpeando a todos nuestros sentidos y que tiende a paralizar.

Por eso nosotros, en esta coyuntura nacional, debemos destacar que las acertadas políticas sanitarias llevadas a cabo por el gobierno del presidente Alberto Fernández, a las cuales adhirieron todos los signos políticos y avalaron los científicos, nos permitió ingresar a un espacio desde donde se supo integrar a las más variadas identidades políticas y académicas.
Sin duda, este punto de encuentro, sirvió para poner en marcha una defensa integral de los argentinos donde
“proteger la salud” es un valor absoluto. Desde allí se visualizó la implementación de acciones mediante
la conjunción de concepciones que se aceptaron sin mezquindades, con valentía y la convicción de que esto
“se soluciona entre todos” o no se podrá hacer frente a la amenaza que representa el coronavirus.
En un escenario donde claudicaron hasta las grandes potencias, y como lógica consecuencia, la retracción
económica será en el futuro inmediato un gran interrogante a resolver. Todos debemos comprender que esto nos afectará, tarde o temprano, y como correlato deberemos enfrentar sus consecuencias en Argentina.
Es aquí donde me quiero detener ya que como trabajadores de esta industria creemos que la actividad minera en su totalidad, pero la metalífera en singular, podrá posicionarse nuevamente entre las naciones con reales posibilidades de captación de inversiones a corto plazo.
Todos comprendemos que el país necesita de la producción del conjunto de las actuales estructuras productivas para extraer recursos y ponerlos en valor. Sabemos que siempre la mano de obra calificada de nuestra industria ha sabido convertirse en el mejor de los capitales existentes. Y, aunque esté de más referirlo, esta fuerza de los trabajadores está intacta, comprometida, y aguardando el día de reiniciar la
puesta en marcha del 100 % de su capacidad operativa.
No obstante, es bueno resaltar que, para la llegada de nuevos capitales, se deberán resolver cuestiones que son muy propias de nuestro país, que como hemos reclamado desde AOMA en forma constante, la seguridad jurídica y una verdadera política de Estado, entre otras, serán necesarias para un despegue definitivo, y además, para satisfacer lasnecesidades económicas de nuestro país.
Al potencial existente y a las expectativas de puesta en construcción de nuevos yacimientos, debemos preponderar el vigor que les aporta a las economías regionales las Pymes mineras. Estas, que desde mediados de 2018 no pasan por un momento estable, exigiendo una especial atención.
Si a estas las analizamos en profundidad, en últimos meses la falta de obras públicas o privadas sumando a ello la actual emergencia sanitaria, el resultado no admite una doble interpretación, ya que han decrecido los despachos, las ventas, y con el parate de estos yacimientos, se sumaron graves trastornos sociales por la inexistencia de ingresos genuinos.
Por eso resulta indispensable conformar estrategias sectoriales para volver a un escenario optimista que
revierta la situación actual. Desde AOMA, hemos trabajado mancomunadamente con cada Cámara, Asociación o Federación del sector a los efectos de confeccionar los Protocolos de Bioseguridad, para los reinicios de la actividad. Es justo reconocer, que del conjunto de opiniones, se ha puesto como objetivo central el debido cuidado de la salud de los trabajadores. Este sin duda es la condición primaria y fundamental de nuestra organización para que la vuelta a la producción contemple la salud del trabajador con todos sus resguardos.
Una vez más, el trabajador minero argentino, asume un rol proactivo aceptando los desafíos de este incierto
presente. Desde cada yacimiento, que en los últimos días retomaron en forma dosificada el ritmo de producción que se va permitiendo, surge el compromiso, la convicción y responsabilidad social de cuidarse y producir. Sabiendo que su aporte se pone en línea con todos aquellas profesionales denominada “esenciales” para hacer frente al coronavirus.
Los trabajadores mineros son conscientes que desde el mineral que extrae desde las entrañas de la tierra
sirven, hoy más que nunca, para reforzar el trabajo de los compañeros que desarrollan sus actividades en el
campo de la salud, logística, seguridad, limpieza urbana, docencia, supermercados y de farmacias entre otros rubros.
Generamos una producción que es significativa para la generación de divisas y de materiales fundamentales para el uso y comercialización dentro del mercado interno.
Volviendo a nuestro primer párrafo del presente artículo deseo agregar otras reflexiones para este tiempo.
Con relación a qué nos dejará esta pandemia, entiendo que son muchas cosas. En primer lugar, las relaciones laborales deben cambiar. Acá, como ha dicho Francisco, nuestro Papa, “nadie se salva solo”. Todo demuestra que será así, ahora para el futuro se deberá entender que todos debemos alcanzar una calidad de vida que merecemos, compartir los logros de un emprendimiento, a partir del mayor capital que
tienen las Empresas, su capital humano. Como diría el Gral. Perón: “Nadie se realiza en una comunidad que no se realiza”.
No es mi deseo hacer futurología, ni convertirme en un comentarista de la coyuntura. Me surge señalar que la experiencia del coronavirus nos debe permitir llegar a la conclusión que, como marca la historia de Argentina, los integrantes de esta comunidad nacional podemos (y debemos) unirnos para que bajemos las consignas partidarias y logremos establecer un gran acuerdo de convivencia y cumplimiento de reglas claras. Entre tanta muerte y desolación que nos acosa debemos considerar necesario e imprescindible establecer una nueva forma de convivencia y respeto. Darnos la chance de aplicar el concepto que exige “dentro de la ley debe funcionar todo y fuera de ella no permitir nada”. Es imperante fomentar y concretar un acuerdo nacional que contemple pautas certeras que exijan cambiar modos y nos requiera amoldarnos a nuevos códigos de conducta.
Llegó el momento histórico de no tenerle miedo ni desconfianza a las palabras consenso, discernimiento, debate, diálogo o pacto. Esto nos permitirá obtener verdaderamente que la Patria esté ante todo, que se define en que el otro me importa. Es hora de dejar la hipocresía sectorial para abandonar la mezquindad de mirarse solamente en las conveniencias de cada ombligo.
Entiendo que si este castigo al que nos somete la pandemia no nos permite cambiar algunas apreciaciones y posturas, no habremos de aprender absolutamente nada. Que fueron en vano las pérdidas humanas y que solo afloraron, ante la adversidad, nuestras debilidades y miserias.
Pero, como me considero un apasionado por mi rol social, no me resigno a la adversidad. Solo deseo compartir aspiraciones y anhelos. La historia quiso que en esta coyuntura me encuentre al frente de una organización que está compuesta de 32 mil trabajadores mineros. Cada uno de ellos diariamente me exige estar con la guardia en alto para defender sus derechos laborales y resguardar su salud.
También me siento acompañado, respaldado e identificado con una ideología que no me hace perder la racionalidad ni el respeto; consolida aun más mi convicción humanista y cosmovisión acerca de la equidad.
A mí, como a cada trabajador minero, no nos impongan resignar derechos. Busquemos el consenso de medidas que beneficien a todos y no sólo a unos pocos. Apliquemos sentido común y racionalidad a cada intención. Sin renunciar a los intereses sectoriales, pero sabiendo que debemos respetar la vida y que los resultados de cada uno de los aportes sean un fragmento de un modo de relacionamiento que privilegie la
calidad de vida, el beneficio social y el engrandecimiento de nuestra Nación.
Otra de las citas del Sumo Pontífice, en consonancia con lo dicho, advierte: “El riesgo que nos golpee un virus todavía peor, el del egoísmoindiferente, que se transmite al pensar que la vida mejora si me va mejor a mí”, y de ello, podemos dar fe. No todos se han portado acorde a las circunstancias que vivimos.
Hay que seguir en este derrotero, y aún muchas cosas restan resolver, ojalá estemos a la altura de estos tiempos, todos.
Se deberá entender que ya quedó más que demostrado que el mercado no todo lo resuelve, que no se puede digerir que el 2 % de la población obtenga el 80 % de las riquezas de éste mundo. No podemos permitirnos el lujo de mirar de costado a los millones de Compatriotas que pululan por las grandes urbes en pos de un plato de comida. El mundo deberá cambiar, nuestra Argentina deberá cambiar.
Feliz Día a todos los que formamos parte de esta actividad.
(*) Secretario General - Asociación Obrera Minera
Argentina
Fuente: Prensa Geominera Edición Nº 244

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