* La Gobernadora asumió el compromiso junto con el intendente capitalino.
* Intervendrán Nación, Provincia y municipio.
* El histórico templo formará parte de un gran proyecto que incluye toda la “manzana histórica” de los franciscanos.
* Demandará entre tres y cuatro años de trabajo.
La Gobernadora Lucía Corpacci y el intendente capitalino Raúl Jalil, mantuvieron una importante reunión con el secretario de la Fundación Cultural Patrimonium, Eduardo López y el arquitecto Luis Maubecin, director de Casa Caravati, para avanzar sobre un ambicioso proyecto de recuperación del Convento de San Francisco y la “manzana histórica” de la Orden Franciscana.
Se trata de un nuevo y decisivo trabajo que se realiza para la recuperación y puesta en valor del patrimonio cultural, histórico y religioso de la Provincia, que ya exhibe logros notables como las tareas concretadas en el Seminario Diocesano, el Museo de la Virgen, la Casa de la Cultura de Catamarca, la Casa Caravati y tantos otros edificios.
En este caso, el eje del proyecto es el último gran templo que queda por recuperar en el casco céntrico, el histórico Convento de San Francisco.
La Fundación Patrimonium es depositaria de todos los bienes inmuebles y el patrimonio de la Orden Franciscana, por lo que lleva adelante las gestiones ante las autoridades, con quienes ya se firmó un convenio marco y se elabora ahora un convenio específico para determinar la continuidad de las tareas.
El primer paso fue la realización de un diagnóstico para conocer en detalle cuál es el trabajo que debe llevarse a cabo para recuperar y restaurar el edificio, y como esa etapa ya concluyó, la documentación reunida es el punto de partida para desarrollar todo el proyecto.
El objetivo final es la recuperación total de la denominada “manzana histórica” de los franciscanos (ubicada entre las calle Esquiú, Rivadavia, Prado y Sarmiento), lo cual abarca, además de la restauración del templo, la recuperación del claustro, el patio de la viña, la refuncionalización de la biblioteca, la creación del Museo de Arte Religioso Franciscano de Catamarca, la refuncionalización y rediseño del Complejo Cultural Esquiú (Museo Calchaquí) y otros sectores, lo que conformará un atractivo de inigualable valor turístico, histórico, cultural y religioso.
Para cristalizar este proyecto, que demandará en total entre tres y cuatro años de trabajo, participarán en distintos niveles la Municipalidad de la Capital, el Gobierno de la Provincia y el Gobierno nacional. Es un hecho promisorio que todas las partes involucradas están de acuerdo con avanzar en la puesta en valor del monumento y sus dependencias, de modo que sólo resta oficializar el convenio para definir costos y etapas del trabajo.
Al tratarse de un monumento nacional, se requiere que la Nación autorice la puesta en valor, pero también en este aspecto se avanzó y no habrá inconvenientes.
La Gobernadora señaló que “es un trabajo que se debe hacer por todo lo que representa y porque quedará para toda la comunidad y las personas que visitan la Provincia”, en tanto que Jalil definió el proyecto como “importantísimo” y comprometió toda la colaboración necesaria del municipio.
Para los franciscanos, en tanto, esta obra será un reconocimiento a la tarea evangelizadora que desde hace cuatro siglos desarrolla la orden, un valor de profundo significado que se suma al impacto que tendrá la manzana recuperada; sin olvidar que se trata de un sitio emblemático en la vida del máximo prócer catamarqueño, Fray Mamerto Esquiú.
Antecedentes históricos
Los sacerdotes franciscanos llegaron a Catamarca sobre el final del siglo XVII, y los historiadores señalan que en el año 1695 construyeron la primera iglesia. Hubo también una segunda iglesia, construida en 1761, que se derrumbó en 1873.
En 1882 se colocó la piedra fundamental del templo actual, y se estima que el período de construcción se extendió hasta 1891, con la dirección del arquitecto Fray Luis Giorgi. El templo se inauguró en 1905.
Ubicada en pleno centro, a sólo cien metros de la plaza principal, esta iglesia de estilo italianizante tiene una nave central, con bóveda de cañón corrido y arcos fajones, y cúpula en el crucero. Una plaza-atrio le da una perspectiva imponente a la fachada, compuesta por un plano de proporciones esbeltas, organizado en órdenes clásicos superpuestos.
Allí se ubica una estatua del prócer Fray Mamerto Esquiú. El convento anexo tiene acceso por el atrio, y en él se conservan restos del claustro colonial, único testimonio de la época en la ciudad, además de la celda de Esquiú, de anchos muros de adobe y su puerta de algarrobo.
Fray Mamerto Esquiú ingresó a la celda del Convento de San Francisco en 1846, cuando tenía 20 años, y el precario mobiliario que utilizaba todavía se conserva.
A este gran templo se suman un conjunto de edificaciones levantadas en diferentes épocas, que completan una maravilla arquitectónica e histórica.
En el año 1941 el conjunto arquitectónico del Convento fue declarado Monumento Histórico Nacional.
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