La oposición celebra alborozada y se frota las manos por el resultado de las primarias en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En su mayoría, descuenta que es la antesala de un gran triunfo nacional que cambie de manos el poder político en la Argentina.
Por nuestra parte, reconocemos el triunfo inobjetable del candidato de Macri, pero estamos convencidos que no expresa ningún cambio en el tablero político nacional. Sí entendemos que el discurso de campaña de nuestra fuerza (el Frente para la Victoria) no llega, no llegó nunca, desde aquel triunfo de Aníbal Ibarra, al electorado porteño. Y creemos que este resultado de hoy es la confirmación de un antecedente de previsible recurrencia.
Quién va a ganar en un distrito donde residen mayoritariamente los dueños del poder económico más concentrado, las filiales argentinas de las multinacionales más poderosas, de las petroleras, de los laboratorios farmacéuticos, las exportadoras, las casas matrices de fabricantes e importadores de la gran maquinaria agrícola, de la industria automotriz, las centrales del poder mediático, de las cadenas hoteleras, los bancos, las transnacionales de las comunicaciones, etc, etc. Todos ellos enconados adversarios, enemigos del Gobierno, enfrentados ferozmente a todas las políticas públicas de este Proyecto Nacional.
Naturalmente volvieron a votar al PRO, que es quien les promete, les asegura la vuelta a su pasado de rapiña, ganancias sin techo y esplendor, de no interferencia del Estado en sus negocios, de liberalismo a ultranza, de lessez "faire, lessez paser", de mirar para otro lado mientras las empresas amigas embolsan ganancias siderales a costa del sufrimiento de las mayorías. Para eso cotizan en las campañas de Macri, se "ponen" con cenas fastuosas, con lo que sea, descorchando champán a cuenta. Sueñan con los salarios congelados, con meterle mano a la ANSES, con la quiebra y destrucción de la pequeña y mediana empresa nacional (gran generadora de empleo en esta década), lo que les devolvería porciones de negocios perdidas a manos de estos nuevos actores de la economía. Quiebra que les proporcionaría además mano de obra calificada y barata. Sueñan con las cajas que concentran el ahorro previsional nacional, para entregarlo nuevamente al festín de las AFJP. Sueñan con meterle mano a estos capitales hoy volcados a políticas sociales, a la AUH, al plan Conectar Igualdad, al Plan Procrear, a todos los planes sociales, a los tres millones de nuevos jubilados, a los subsidios a cooperativas y emprendimientos solidarios. Van por todas las leyes que apuntan a la recuperación de la soberanía nacional.
VAN POR TODAS LAS CAJAS. Van por todas las conquistas que la mayoría del pueblo argentino alcanzó en estos diez años. Se abolirán las paritarias, y se invertirá en armas y elementos para la represión de la previsible protesta social (Macri ya lo hizo en la C.A.B.A.). Chau obra pública, adiós viviendas sociales, adiós nuevas escuelas, chau Conectar igualdad, adiós hospitales públicos. Ellos no los necesitan, pueden pagar medicina cara y escuelas privadas. Liberarán los precios, subirán los alimentos, la ropa, los combustibles, el transporte, todo. No podremos sostener nuestro nivel de vida, porque se encarecerá todo, los progresos alcanzados estos años se esfumarán, se irán por el inodoro. Volverán la desocupación, el hambre y la pobreza. No podremos sostener a nuestras familias. Ellos no tienen problemas con eso, les sobra la moneda.
TIENEN QUE PAGAR A LOS BUITRES, ése es el compromiso, y lo harán a costa de nuevo endeudamiento, que redundará en más y más sufrimiento de las mayorías. TENEMOS QUE HACERNOS CARNE ESTA CONVICCIÓN, Y ÉSTE DEBERÍA SER NUESTRO DISCURSO DE CAMPAÑA: NO COMPREMOS BUZONES. Por eso debemos defender este modelo de Argentina con inclusión, movilidad social ascendente, contención de los sectores más vulnerables y progreso para TODOS.
Catamarqueños, argentinos, no permitamos que nos arrebaten la esperanza de más progreso con justicia. No contribuyamos a cavar nuestra propia fosa.
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