miércoles, 18 de septiembre de 2024

Bomberos Voluntarios de Andalgalá: Héroes en Minas Capillitas

En un acto de valentía, compromiso y sacrificio, los bomberos voluntarios de Andalgalá han logrado controlar el incendio que durante seis días devastó las serranías de Minas Capillitas. El fuego, iniciado por prácticas irresponsables que pretenden revitalizar los pastizales, puso en peligro no solo la naturaleza, sino también las vidas de quienes lucharon incansablemente para extinguirlo.

Al frente de esta ardua labor se

encontraban Pablo Acosta, jefe del cuerpo activo y Gustavo Álvarez, presidente de la comisión de Bomberos Voluntarios. Ambos, acompañados por un grupo de valientes voluntarios, compartieron sus vivencias y destacaron el sacrificio de sus compañeros. Álvarez expresó que su rol, como presidente, es solo el de un colaborador, y enfatizó que los verdaderos héroes son los bomberos, quienes arriesgan su vida por el bienestar de su comunidad.

Acosta, quien lideró las tareas de extinción, relató la intensidad de esos días: "Fueron seis días arduos, cansadores. Pasamos frío, hambre y cansancio extremo, pero el deseo de salvar nuestra tierra nos dio la fuerza para continuar". Su testimonio refleja no solo el esfuerzo físico, sino también el compromiso emocional que implica ser bombero voluntario. "Ponemos en riesgo nuestra vida y el futuro de nuestras familias", afirmó con un tono de profundo orgullo por su equipo.

Entre los bomberos que participaron, se cuenta a Jhonatan Ormachea, joven andalgalense, quien, a pesar de llevar solo un año en el cuerpo, mostró una entrega admirable. "La pasamos mal, sufrimos insolación y frío, pero seguimos luchando hasta lograr la extinción del incendio", dijo, reflejando el espíritu incansable que caracteriza a estos voluntarios. 

Roxana Carrazana, la única mujer en el grupo que trabajó en las montañas, expresó su gratitud hacia sus compañeros, quienes la cuidaron durante las jornadas más duras. "Me sentí muy cómoda y agradecida por el apoyo del equipo. Sin ellos, no hubiera sido posible", comentó.

Los testimonios de estos bomberos voluntarios dejan claro que, más allá de su formación, su mayor fortaleza es el compañerismo. Esteban Casas, otro de los bomberos presentes, destacó la importancia de la capacitación y la coordinación dentro del equipo. "Todo esto requiere mucho tiempo y esfuerzo, pero gracias a la comandancia de nuestro jefe, Pablo Acosta, pudimos realizar el trabajo de manera profesional y eficiente", subrayó.

Diego Reynoso, uno de los más experimentados, resumió el sentimiento de gratitud hacia sus compañeros y su líder: "Es un honor ser bombero y servir a la sociedad. Siempre estamos dispuestos a dar lo mejor de nosotros". Este espíritu de servicio, que trasciende el cansancio y las dificultades, es el motor que impulsa a estos héroes anónimos.

Hernán Romero, otro de los bomberos involucrados, manifestó que su rostro reflejaba el cansancio de la tarea, pero también el orgullo por lo logrado. "Agradezco a mis compañeros, quienes fueron buenos combatientes. Aquí estamos, firmes, para servirle al pueblo y demostrar que, a pesar de lo que se diga, los bomberos estamos siempre al pie del cañón", expresó con determinación.

La cuestión de la conciencia sobre los incendios provocados también fue mencionada por varios de los bomberos. Romero, al igual que otros, hizo un llamado a la reflexión: "Es necesario que la gente entienda que quemar los pastizales no trae ningún beneficio, solo destrucción". A pesar de los esfuerzos de bomberos como ellos, el ciclo de incendios parece repetirse cada año, lo que aumenta la frustración de quienes deben enfrentar las llamas.

Gabriel Rodríguez, otro miembro del equipo, también destacó la importancia de la colaboración de la comunidad. "Dios quiera que esta información sirva para que la gente en el campo tome conciencia de los riesgos que se corren. Todos aquí dejamos nuestras familias para enfrentar estos incendios, y lo hacemos por amor a nuestra tierra", explicó.

Además del esfuerzo humano, el apoyo logístico fue clave para el éxito de la operación. Emiliano Alanís, jefe de personal del cuerpo activo, agradeció a quienes colaboraron con recursos, como la empresa Mara y otras instituciones. "Sin ese apoyo, la tarea habría sido aún más difícil. Agradezco también a los bomberos de Pomán y Siján, que nos asistieron en la comunicación, y al Plan Nacional de Fuego, que trabajó con nosotros en el cerro", señaló.

A lo largo de sus testimonios, los bomberos voluntarios de Andalgalá mostraron un profundo amor por su trabajo y una dedicación que va más allá de cualquier obligación. Ellos son, como bien lo destacó Gustavo Álvarez, los verdaderos héroes de esta historia. "Exponer la vida para salvar lo nuestro no es solo una tarea, es una misión", concluyó.

Con el incendio finalmente extinguido, estos hombres y mujeres regresan a sus casas, cansados pero orgullosos de lo logrado. Para ellos, el fuego no es solo un enemigo que deben vencer, sino un recordatorio constante de la importancia de cuidar la naturaleza y, sobre todo, de trabajar juntos como comunidad.

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