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Una apuesta estratégica para la integración y el comercio internacional
Argentina y Chile trabajan conjuntamente en la concreción del Corredor Bioceánico a través del Paso de San Francisco, un ambicioso proyecto destinado a conectar de manera eficiente las economías sudamericanas con los mercados asiáticos. Este corredor busca capitalizar la ubicación estratégica del Paso de San Francisco, que une a la provincia argentina de Catamarca con la región chilena de Atacama, ofreciendo una vía directa hacia el Pacífico con el potencial de reducir costos logísticos hasta en un 40% y ahorrar 15 días de navegación en comparación con rutas tradicionales por el Atlántico.
Avances en infraestructura del lado chileno
Chile está dando pasos significativos para garantizar el éxito del corredor. Roberto Alegría, del Consejo Regional de la Tercera Región de Atacama, destacó que su gobierno está comprometido con la pavimentación de los 70 kilómetros restantes hacia Chañaral, puerto estratégico en la costa del Pacífico. Los primeros 35 kilómetros estarán listos para fines de este año, y la obra completa se espera para 2026.
En paralelo, Chile ha planificado la construcción de un moderno complejo aduanero en el Salar de Maricunga, cercano al Paso de San Francisco. Este centro fronterizo estará equipado con tecnología avanzada y espacios adecuados para el tránsito comercial, alineándose con las necesidades del corredor. Estas mejoras no solo beneficiarán el comercio internacional, sino también las economías locales, transformando la región de Atacama en un eje logístico clave.
Retos en la infraestructura argentina
En el lado argentino, si bien el Paso de San Francisco ya se utiliza para cargas mineras y algunas exportaciones de cítricos desde Tucumán, aún enfrenta desafíos importantes. Elena Herrera, secretaria del Ministerio de Integración Regional de Catamarca, señaló que la pavimentación completa y la apertura permanente del paso son esenciales para garantizar su pleno funcionamiento.
Herrera destacó las ventajas del Paso de San Francisco frente a cruces como Jama o Cristo Redentor, gracias a su trazado directo y a condiciones climáticas favorables, con escasas nevadas. No obstante, la falta de una operación continua complica la logística, limitando el potencial de este corredor.
Oportunidades económicas para la región
El Corredor Bioceánico a través del Paso de San Francisco tiene el potencial de transformar las economías del NOA y de las regiones chilenas involucradas. Al reducir costos logísticos y tiempos de tránsito, abre nuevas oportunidades para la exportación de productos con valor agregado, desde alimentos procesados hasta bienes manufacturados, mejorando la competitividad de las provincias argentinas en mercados globales.
El desarrollo del corredor también podría estimular inversiones extranjeras, al posicionar a Argentina y Chile como un punto de conexión estratégico entre el Atlántico y el Pacífico. A nivel local, se espera que las mejoras en infraestructura generen empleos y fomenten el crecimiento económico en las comunidades cercanas al paso.
Implicaciones geopolíticas del corredor
Desde una perspectiva geopolítica, el Corredor Bioceánico a través del Paso de San Francisco refuerza la integración regional en Sudamérica. Al conectar los océanos Atlántico y Pacífico, no solo facilita el comercio intercontinental, sino que también promueve la cooperación económica y política entre Argentina, Chile y otros países de la región.
El proyecto representa una oportunidad para que Sudamérica se consolide como un actor relevante en el comercio global, diversificando sus rutas y mercados de exportación. Además, la colaboración entre ambos países establece un precedente para futuros proyectos de integración económica y logística en el continente.
Paso de San Francisco herramienta clave
El Corredor Bioceánico a través del Paso de San Francisco se presenta como una herramienta clave para el desarrollo económico y la integración regional. Si bien enfrenta desafíos logísticos y de infraestructura, los avances en ambos lados de la frontera y el compromiso de los gobiernos implicados apuntan a su concreción en el mediano plazo.
Con su implementación, este corredor no solo fortalecerá el comercio internacional, sino que también impulsará el desarrollo de las comunidades locales, transformándolas en protagonistas de una economía globalizada. El proyecto, que combina visión estratégica y cooperación binacional, tiene el potencial de redefinir el comercio sudamericano, posicionando a Argentina y Chile como actores clave en el mercado global.